Todo el mundo sabe que las cucarachas sobreviven a cualquier cosa y que ya vivieron unos 350 millones de años porque tienen suficientes trucos evolutivos. Pero el tipo de adaptación que unos investigadores describieron en la última edición de la revista Science es impresionante, aun para un linaje tan antiguo e imposible de erradicar. Algunas poblaciones de cucarachas desarrollaron una defensa simple y efectiva contra los cebos envenenados de sabor dulce: modificaron su química interna de forma tal que la glucosa, una clase de azúcar que las atrae, ahora les resulta amarga.
El modo en que cambiaron sus sentidos, dicen los expertos, es un buen ejemplo de cambio evolutivo rápido en el comportamiento y ofrece a la industria del control de plagas valiosos conocimientos sobre los secretos “del enemigo”.
Ayako Wada-Katsumata, Jules Silverman y Coby Schal, de la Universidad de Carolina del Norte, que redactaron el informe de Science, explicaron el fenómeno. Algunas poblaciones de cucarachas alemanas evitan el cebo envenenado cubierto de glucosa que supuestamente las atrae. Este comportamiento, descubierto por Silverman, apareció a comienzos de los ‘90, poco después de que los exterminadores empezaron a usar cebos envenenados en lugar de rociadores. Para solucionar el problema, la industria desarrolló nuevos cebos pero el cambio en el comportamiento de las cucarachas era un enigma.
Grzegorz Buczkowski, entomólogo de la Universidad de Purdue, dijo que la industria siempre desarrolla nuevos venenos porque las cucarachas se vuelven resistentes a sus efectos. Pero el problema no era que un veneno se hubiera vuelto ineficaz sino que las cucarachas evitaban los cebos con glucosa.
Silverman demostró que este comportamiento era heredado, no algo que cada cucaracha había aprendido durante su vida.
En lugar de papilas gustativas, las cucarachas tienen pelos gustativos. Los investigadores se concentraron en ellos y en dos tipos de células nerviosas que perciben los gustos y responden disparando señales eléctricas al cerebro. Un tipo responde sólo a sustancias dulces; el otro sólo a las amargas. Cuando una molécula de algo dulce se fija a un detector de dulces, este dispara impulsos eléctricos y el cerebro de la cucaracha percibe la dulzura, lo que la hace querer comer lo que está probando. Cuando una molécula de algo amargo se fija a un detector de sabores amargos, esa célula dispara impulsos y el cerebro percibe el sabor amargo, lo que la lleva a evitar esa sustancia.
Sin embargo, las cucarachas se habían modificado para que la glucosa hiciera que el detector de gusto amargo disparara impulsos. “Básicamente”, explicó Buczkowski, “cuando las cucarachas prueban la glucosa, esta les repugna porque les sabe amarga
Todo el mundo sabe que las cucarachas sobreviven a cualquier cosa y que ya vivieron unos 350 millones de años porque tienen suficientes trucos evolutivos. Pero el tipo de adaptación que unos investigadores describieron en la última edición de la revista Science es impresionante, aun para un linaje tan antiguo e imposible de erradicar. Algunas poblaciones de cucarachas desarrollaron una defensa simple y efectiva contra los cebos envenenados de sabor dulce: modificaron su química interna de forma tal que la glucosa, una clase de azúcar que las atrae, ahora les resulta amarga.
El modo en que cambiaron sus sentidos, dicen los expertos, es un buen ejemplo de cambio evolutivo rápido en el comportamiento y ofrece a la industria del control de plagas valiosos conocimientos sobre los secretos “del enemigo”.
Ayako Wada-Katsumata, Jules Silverman y Coby Schal, de la Universidad de Carolina del Norte, que redactaron el informe de Science, explicaron el fenómeno. Algunas poblaciones de cucarachas alemanas evitan el cebo envenenado cubierto de glucosa que supuestamente las atrae. Este comportamiento, descubierto por Silverman, apareció a comienzos de los ‘90, poco después de que los exterminadores empezaron a usar cebos envenenados en lugar de rociadores. Para solucionar el problema, la industria desarrolló nuevos cebos pero el cambio en el comportamiento de las cucarachas era un enigma.
Grzegorz Buczkowski, entomólogo de la Universidad de Purdue, dijo que la industria siempre desarrolla nuevos venenos porque las cucarachas se vuelven resistentes a sus efectos. Pero el problema no era que un veneno se hubiera vuelto ineficaz sino que las cucarachas evitaban los cebos con glucosa.
Silverman demostró que este comportamiento era heredado, no algo que cada cucaracha había aprendido durante su vida.
En lugar de papilas gustativas, las cucarachas tienen pelos gustativos. Los investigadores se concentraron en ellos y en dos tipos de células nerviosas que perciben los gustos y responden disparando señales eléctricas al cerebro. Un tipo responde sólo a sustancias dulces; el otro sólo a las amargas. Cuando una molécula de algo dulce se fija a un detector de dulces, este dispara impulsos eléctricos y el cerebro de la cucaracha percibe la dulzura, lo que la hace querer comer lo que está probando. Cuando una molécula de algo amargo se fija a un detector de sabores amargos, esa célula dispara impulsos y el cerebro percibe el sabor amargo, lo que la lleva a evitar esa sustancia.
Sin embargo, las cucarachas se habían modificado para que la glucosa hiciera que el detector de gusto amargo disparara impulsos. “Básicamente”, explicó Buczkowski, “cuando las cucarachas prueban la glucosa, esta les repugna porque les sabe amarga