Aprovechar las nuevas tecnologías para la evaluación de riesgos: contar con estudios científicos puede permitir establecer estándares de seguridad en zonas de riesgo.
Multidimensionalidad de la vulnerabilidad y de las respuestas: el desarrollo urbano y territorial se debe incorporar a la gestión de riesgos. El mapeo de vulnerabilidades puede contribuir a un mayor entendimiento del riesgo y a identificar las áreas que requieren de particular atención.
Fortalecer redes de aprendizaje: las redes de intercambio de experiencias, buenas y malas, entre ciudades ayudan a tomar decisiones acertadas.
Planificar para la incertidumbre: una estrategia de gestión del riesgo debe ser capaz de adaptarse, acomodando sus requisitos y sus especificaciones a los diferentes casos, circunstancias y actores. La gestión del riesgo requiere de cooperación y adaptación para asegurar la viabilidad de las estrategias y su sostenibilidad a lo largo del tiempo.
Pensar con originalidad: dado el contexto cada vez más impredecible, las ciudades están recurriendo a estrategias creativas y poco convencionales para la gestión del riesgo.
Los límites ecológicos no obedecen a jurisdicciones administrativas: muchas fuentes de riesgo ambiental desbordan los límites administrativos urbanos, por lo que las estrategias de gestión de riesgo no deben enfocarse exclusivamente en lo que sucede dentro de los límites de la ciudad.
El uso de sistemas de alerta temprana puede salvar vidas: los sistemas de alerta temprana pueden prevenir la pérdida de vidas y propiedades si son calibrados para responder a distintos tipos de amenazas y si los ciudadanos los conocen bien.
Las infraestructuras deben modernizarse: la inversión en infraestructura no termina al finalizar su construcción, sino que se requiere de un constante control de calidad y mantenimiento. Ignorar el estado de la infraestructura exacerba los riesgos naturales.
Se deben involucrar actores dentro y fuera del gobierno: el riesgo no puede ser manejado por una sola agencia y no debe ser un enfoque basado únicamente en una respuesta sectorial. En cambio, la gestión del riesgo debe estar integrada en todos los componentes de la administración urbana.
Respuesta:
Aprovechar las nuevas tecnologías para la evaluación de riesgos: contar con estudios científicos puede permitir establecer estándares de seguridad en zonas de riesgo.
Multidimensionalidad de la vulnerabilidad y de las respuestas: el desarrollo urbano y territorial se debe incorporar a la gestión de riesgos. El mapeo de vulnerabilidades puede contribuir a un mayor entendimiento del riesgo y a identificar las áreas que requieren de particular atención.
Fortalecer redes de aprendizaje: las redes de intercambio de experiencias, buenas y malas, entre ciudades ayudan a tomar decisiones acertadas.
Planificar para la incertidumbre: una estrategia de gestión del riesgo debe ser capaz de adaptarse, acomodando sus requisitos y sus especificaciones a los diferentes casos, circunstancias y actores. La gestión del riesgo requiere de cooperación y adaptación para asegurar la viabilidad de las estrategias y su sostenibilidad a lo largo del tiempo.
Pensar con originalidad: dado el contexto cada vez más impredecible, las ciudades están recurriendo a estrategias creativas y poco convencionales para la gestión del riesgo.
Los límites ecológicos no obedecen a jurisdicciones administrativas: muchas fuentes de riesgo ambiental desbordan los límites administrativos urbanos, por lo que las estrategias de gestión de riesgo no deben enfocarse exclusivamente en lo que sucede dentro de los límites de la ciudad.
El uso de sistemas de alerta temprana puede salvar vidas: los sistemas de alerta temprana pueden prevenir la pérdida de vidas y propiedades si son calibrados para responder a distintos tipos de amenazas y si los ciudadanos los conocen bien.
Las infraestructuras deben modernizarse: la inversión en infraestructura no termina al finalizar su construcción, sino que se requiere de un constante control de calidad y mantenimiento. Ignorar el estado de la infraestructura exacerba los riesgos naturales.
Se deben involucrar actores dentro y fuera del gobierno: el riesgo no puede ser manejado por una sola agencia y no debe ser un enfoque basado únicamente en una respuesta sectorial. En cambio, la gestión del riesgo debe estar integrada en todos los componentes de la administración urbana.
Explicación:
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