Q importancia tuvo el dios de las varas para los huari y los tiahuanaco?
kattylarrea
El Dios de Las Varas Hacedor del mundo andino, cambia de aspectos pero no de esencia. La deidad principal de la religión Wari es el dios de los Báculos o dios de las Varas como lo llamó Rowe. Parecería que se trata de la deida principal del mundo andino que sobrevive hasta el Imperio inca cambiando de aspecto pero inalterable en esencia. Primero reconocimos su fuerza en la Estela de Raimondi de Chavín de Huántar. Luego lo vimos en los tejidos de Cachua en Paracas. Después subió al Altiplano, en la cerámica de Pukara y en la Portada del Sol de Tiahuanaco. Más tarde pasó al área de Ayacucho, expandiéndose por el territorio Huari. De la misma manera, se piensa que en la cultura Wari la religión fue la que impuso los estilos artísticos. El arqueólogo Julio C. Tello descubrió Conchopata en 1942. En ese lugar encontró cerámica con iconografía religiosa similar a la de Tiahuanaco. Al comienzo pensó que se trataba de un lugar exclusivo de culto. Posteriormente, Lumbreras y Pozzi-Escot encontraron evidencias que demostraron que también hubo viviendas destinadas a la elaboración de cerámica ceremonial. Cerca de las viviendas del sitio Wari en Conchopata se encontraron hoyos especialmente hechos para depositar ofrendas. Este ritual característico de la cultura Wari consistía en romper grandes urnas y cántaros de cerámica finamente confeccionados con decoración polícroma (que representaban una variación de los ángeles de Tiahuanaco) y depositar los fragmentos rotos en los hoyos. Los recipientes eran rotos in situ. Se cree que este ritual cumplió una función muy importante en la expansión imperial Wari. Se han excavado depósitos de ofrendas de este tipo en Pacheco, en el valle de Nazca; Ayapata, en Huancavelica: Ocoña, en Arequipa y Miami, en Pisco. La cara de la deidad principal representada en el recipiente era golpeada, posiblemente para protegerla de una eventual profanación después de la ceremonia. Para algunos investigadores, estas ofrendas tenían como finalidad propiciar la caída de lluvias. Las deidades representadas llevan diseños de plantas, frutos, llamas y otros. Esto indicaría una preocupación por el abastecimiento de alimentos. Hay indicios de que por esa época se dieron una serie de cambios climáticos que perjudicaron la producción. La religión Wari se difundió desde el valle del Santa por el norte hasta el el valle de Acarí por el sur, y en la sierra hasta el Callejón de Huaylas. La evidencia de su expansión se debe a la presencia de las piezas ceremoniales en esos lugares.
Hacedor del mundo andino, cambia de aspectos pero no de esencia.
La deidad principal de la religión Wari es el dios de los Báculos o dios de las Varas como lo llamó Rowe. Parecería que se trata de la deida principal del mundo andino que sobrevive hasta el Imperio inca cambiando de aspecto pero inalterable en esencia.
Primero reconocimos su fuerza en la Estela de Raimondi de Chavín de Huántar. Luego lo vimos en los tejidos de Cachua en Paracas.
Después subió al Altiplano, en la cerámica de Pukara y en la Portada del Sol de Tiahuanaco. Más tarde pasó al área de Ayacucho, expandiéndose por el territorio Huari. De la misma manera, se piensa que en la cultura Wari la religión fue la que impuso los estilos artísticos. El arqueólogo Julio C. Tello descubrió Conchopata en 1942. En ese lugar encontró cerámica con iconografía religiosa similar a la de Tiahuanaco. Al comienzo pensó que se trataba de un lugar exclusivo de culto. Posteriormente, Lumbreras y Pozzi-Escot encontraron evidencias que demostraron que también hubo viviendas destinadas a la elaboración de cerámica ceremonial.
Cerca de las viviendas del sitio Wari en Conchopata se encontraron hoyos especialmente hechos para depositar ofrendas. Este ritual característico de la cultura Wari consistía en romper grandes urnas y cántaros de cerámica finamente confeccionados con decoración polícroma (que representaban una variación de los ángeles de Tiahuanaco) y depositar los fragmentos rotos en los hoyos. Los recipientes eran rotos in situ. Se cree que este ritual cumplió una función muy importante en la expansión imperial Wari. Se han excavado depósitos de ofrendas de este tipo en Pacheco, en el valle de Nazca; Ayapata, en Huancavelica: Ocoña, en Arequipa y Miami, en Pisco.
La cara de la deidad principal representada en el recipiente era golpeada, posiblemente para protegerla de una eventual profanación después de la ceremonia. Para algunos investigadores, estas ofrendas tenían como finalidad propiciar la caída de lluvias. Las deidades representadas llevan diseños de plantas, frutos, llamas y otros. Esto indicaría una preocupación por el abastecimiento de alimentos. Hay indicios de que por esa época se dieron una serie de cambios climáticos que perjudicaron la producción.
La religión Wari se difundió desde el valle del Santa por el norte hasta el el valle de Acarí por el sur, y en la sierra hasta el Callejón de Huaylas. La evidencia de su expansión se debe a la presencia de las piezas ceremoniales en esos lugares.