Con la victoria de Benito Juárez en la guerra civil de 1858-1861 conocida como la Guerra de Reforma, el nuevo gobierno mexicano se buscó un poderoso enemigo al negarse a saldar las deudas que los conservadores, el bando perdedor, habían contraído con Francia, España y el Imperio británico. Después de una serie de negociaciones, España y Gran Bretaña reembarcaron sus tropas y abandonaron la opción de la intervención, pero el Segundo Imperio francés continuó adelante. Napoleón III buscaba sin duda volver a mostrar a Francia como una potencia hegemónica que podía arbitrar asuntos internacionales.
Explicación:
Con la victoria de Benito Juárez en la guerra civil de 1858-1861 conocida como la Guerra de Reforma, el nuevo gobierno mexicano se buscó un poderoso enemigo al negarse a saldar las deudas que los conservadores, el bando perdedor, habían contraído con Francia, España y el Imperio británico. Después de una serie de negociaciones, España y Gran Bretaña reembarcaron sus tropas y abandonaron la opción de la intervención, pero el Segundo Imperio francés continuó adelante. Napoleón III buscaba sin duda volver a mostrar a Francia como una potencia hegemónica que podía arbitrar asuntos internacionales.