Pues, señor, es el caso que, Dios sabe cómo, el leño de mi cuento fue a parar cierto día al taller de un viejo carpintero, pero al cual llamaba todo el mundo maese Cereza, porque la punta de la nariz, siempre colorada y
reluciente, parecía una cereza madura.
¿Por qué se puede decir que este fragmento pertenece a un cuento?