ORGANIZATE. La organización de los tiempos es una cualidad indispensable para poder estudiar y ¡que las horas rindan! A modo de ejemplo, podés establecer horarios de estudio a partir del año entrante y elaborar un calendario para una mejor planificación.
SÉ POSITIV@. Si el año anterior te dejaste llevar por malos pensamientos durante la cursada, es momento de dejarlos de lado y ser más resiliente frente a las malas notas, bochadas, trabajos sin presentar o cualquier dificultad que se cruce en tu camino. Hay que sacar lo mejor de cada cosa para no estresarse cuando finaliza el año y poner en práctica las competencias transversales para tu desarrollo educativo.
SÉ DISCIPLINARIO. No hay mejor propósito de año nuevo que enfocarte en la disciplina. Toda formación académica requiere de esta cualidad por parte de los estudiantes ya que sin ella no podrás cumplir con la exigencia que conlleva estudiar una carrera.
PENSÁ A LARGO PLAZO. Si te corrés del día a día como estudiante y comenzás a visualizar tu formación como un todo y a largo plazo, vas a dejar de lado las caídas y malos tragos que vivas en la cotidianidad como estudiante. No te dejés llevar por ellos y mirá tu gran objetivo que es lo importante.
DORMÍ MEJOR. De seguro, durante algún mes de arduos exámenes dejaste de lado el descanso necesario para poder estar bien. ¡Que sea tu próximo cometido! Recordá que dormir bien puede ayudarte a rendir más en tus estudios.
DESTINÁ TIEMPO AL OCIO. ¡Que el estudio no consuma todo tus días! Si bien es cierto que es positivo ser responsable y llevar una carrera al día, también es muy importante que destinés tiempo a actividades que te despejen de tanta lectura: Practicá deportes, sumate a algún taller de artesanías, mirá tu serie favorita, salí con amig@s.
INVOLUCRATE CON TU CARRERA. Seguramente ya imaginarás cuán importante para tu desempeño académico como también para futuras ofertas laborales es generar contactos dentro de la casa de estudio y relacionarte con colegas, profesores, etcétera. No desaprovechés la oportunidad de involucrarte y hacerte parte de la institución que te aloja. ¡Pronto verás los resultados!
CREÁ GRUPOS DE ESTUDIO Y AMISTAD. Esto es algo inherente a todas las clases. Pero, por si acaso ha sido un año de soledad y lejanía con compañeros de estudio, sumá entre tus propósitos de fin de año la mejora de la relación con tus pares.
DEJÁ DE LADO LOS MIEDOS. Muchos estudiantes se paralizan frente a los exámenes porque cargan con mucha responsabilidad y temor a las bajas notas o buen desempeño. Dejá de lado tanta presión y el miedo que te paraliza. Estudiar requiere constancia y dedicación pero, al fin y al cabo, es solo eso. ¡No tengas miedo de obtener tus sueños!
NO ESTUDIÉS PARA APROBAR. Aunque tengas metas claras: aprobar un exámen, pasar de año, obtener tu título, ¡lo más relevante es que aprendas y saques lo mejor de cada materia cursada!
ORGANIZATE. La organización de los tiempos es una cualidad indispensable para poder estudiar y ¡que las horas rindan! A modo de ejemplo, podés establecer horarios de estudio a partir del año entrante y elaborar un calendario para una mejor planificación.
SÉ POSITIV@. Si el año anterior te dejaste llevar por malos pensamientos durante la cursada, es momento de dejarlos de lado y ser más resiliente frente a las malas notas, bochadas, trabajos sin presentar o cualquier dificultad que se cruce en tu camino. Hay que sacar lo mejor de cada cosa para no estresarse cuando finaliza el año y poner en práctica las competencias transversales para tu desarrollo educativo.
SÉ DISCIPLINARIO. No hay mejor propósito de año nuevo que enfocarte en la disciplina. Toda formación académica requiere de esta cualidad por parte de los estudiantes ya que sin ella no podrás cumplir con la exigencia que conlleva estudiar una carrera.
PENSÁ A LARGO PLAZO. Si te corrés del día a día como estudiante y comenzás a visualizar tu formación como un todo y a largo plazo, vas a dejar de lado las caídas y malos tragos que vivas en la cotidianidad como estudiante. No te dejés llevar por ellos y mirá tu gran objetivo que es lo importante.
DORMÍ MEJOR. De seguro, durante algún mes de arduos exámenes dejaste de lado el descanso necesario para poder estar bien. ¡Que sea tu próximo cometido! Recordá que dormir bien puede ayudarte a rendir más en tus estudios.
DESTINÁ TIEMPO AL OCIO. ¡Que el estudio no consuma todo tus días! Si bien es cierto que es positivo ser responsable y llevar una carrera al día, también es muy importante que destinés tiempo a actividades que te despejen de tanta lectura: Practicá deportes, sumate a algún taller de artesanías, mirá tu serie favorita, salí con amig@s.
INVOLUCRATE CON TU CARRERA. Seguramente ya imaginarás cuán importante para tu desempeño académico como también para futuras ofertas laborales es generar contactos dentro de la casa de estudio y relacionarte con colegas, profesores, etcétera. No desaprovechés la oportunidad de involucrarte y hacerte parte de la institución que te aloja. ¡Pronto verás los resultados!
CREÁ GRUPOS DE ESTUDIO Y AMISTAD. Esto es algo inherente a todas las clases. Pero, por si acaso ha sido un año de soledad y lejanía con compañeros de estudio, sumá entre tus propósitos de fin de año la mejora de la relación con tus pares.
DEJÁ DE LADO LOS MIEDOS. Muchos estudiantes se paralizan frente a los exámenes porque cargan con mucha responsabilidad y temor a las bajas notas o buen desempeño. Dejá de lado tanta presión y el miedo que te paraliza. Estudiar requiere constancia y dedicación pero, al fin y al cabo, es solo eso. ¡No tengas miedo de obtener tus sueños!
NO ESTUDIÉS PARA APROBAR. Aunque tengas metas claras: aprobar un exámen, pasar de año, obtener tu título, ¡lo más relevante es que aprendas y saques lo mejor de cada materia cursada!