Si bien las cifras han variado, se mantiene la constante, según la cual el 30 por ciento del territorio en el país está subutilizado o sobreutilizado (principalmente por la ganadería), mientras que el 70 por ciento se usa, pero no siempre de forma eficiente.
Empezando porque, de 114 millones de hectáreas con las que cuenta el país, 26 millones tienen posibilidades para la producción agrícola, pecuaria y forestal, y solo se produce en 6,3 millones de hectáreas (24,2 %). De los suelos netamente agrícolas, que son 11,3 millones de hectáreas, solo se aprovecha el 35 por ciento. En contraste, hay 8 millones de hectáreas de vocación ganadera y a las actividades de pastoreo (traslado del ganado de un lado a otro) se dedican 38 millones de hectáreas.
La mayor parte del territorio, 67 millones de hectáreas, son bosques; 2 millones son cuerpos de agua y solo 332.000 constituyen la zona urbana. Es decir, tenemos tierra a granel para sembrar, pero el uso del suelo es ineficiente.
Precisamente, esta es una de las razones por las cuales el país está importando el 28,5 por ciento de los alimentos que consumen los hogares, de acuerdo con cálculos que ha hecho en el pasado la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).
En términos estrictamente agrícolas, según Rafael Mejía, presidente de la SAC, “producimos 32’016.861 toneladas y el consumo aparente es de 38’910.992 toneladas”.
Entre tanto, para aprovechar el potencial enorme para sembrar se requiere identificar las zonas, los cultivos y la viabilidad del mercado, tarea pendiente que se vuelve prioritaria, si se quiere llegar a darle mejor uso al campo, ahora que está en la palestra pública, debido al proceso de negociación para la paz.
Verified answer
Respuesta:
Si bien las cifras han variado, se mantiene la constante, según la cual el 30 por ciento del territorio en el país está subutilizado o sobreutilizado (principalmente por la ganadería), mientras que el 70 por ciento se usa, pero no siempre de forma eficiente.
Empezando porque, de 114 millones de hectáreas con las que cuenta el país, 26 millones tienen posibilidades para la producción agrícola, pecuaria y forestal, y solo se produce en 6,3 millones de hectáreas (24,2 %). De los suelos netamente agrícolas, que son 11,3 millones de hectáreas, solo se aprovecha el 35 por ciento. En contraste, hay 8 millones de hectáreas de vocación ganadera y a las actividades de pastoreo (traslado del ganado de un lado a otro) se dedican 38 millones de hectáreas.
La mayor parte del territorio, 67 millones de hectáreas, son bosques; 2 millones son cuerpos de agua y solo 332.000 constituyen la zona urbana. Es decir, tenemos tierra a granel para sembrar, pero el uso del suelo es ineficiente.
Precisamente, esta es una de las razones por las cuales el país está importando el 28,5 por ciento de los alimentos que consumen los hogares, de acuerdo con cálculos que ha hecho en el pasado la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).
En términos estrictamente agrícolas, según Rafael Mejía, presidente de la SAC, “producimos 32’016.861 toneladas y el consumo aparente es de 38’910.992 toneladas”.
Entre tanto, para aprovechar el potencial enorme para sembrar se requiere identificar las zonas, los cultivos y la viabilidad del mercado, tarea pendiente que se vuelve prioritaria, si se quiere llegar a darle mejor uso al campo, ahora que está en la palestra pública, debido al proceso de negociación para la paz.