El 24 de septiembre de 1810, se proclamó la revolución independentista en Santa Cruz, con el amotinamiento de las milicias, la destitución del gobernador Pedro José Pimentel y el llamado al pueblo para concurrir a cabildo abierto; se constituyó una Junta Gubernamental compuesta por el sacerdote José Andrés Salvatierra, el doctor Antonio Vicente Seoane y el coronel Antonio Suárez, quien asumió al mismo tiempo las funciones de Comandante de la Plaza.
Santa Cruz decide dejar de ser parte del dominio español y combatir por su emancipación siendo que en estos sucesos se destacaron de manera especial las figuras de Ignacio Warnes y José Manuel Baca (Cañoto), durante la lucha cruceña por la causa independentista de la República, se libraron muchas batallas de las que los patriotas salieron victoriosos y derrotados; hasta la batalla de Ayacucho, en 1825, que puso fin al imperio español en América. Esa semilla de libertad que fue plantada por Warnes, germinó en el espíritu cruceño, de vivir siempre en libre determinación.
Las gestas como la Revolución Igualitaria de Andrés Ibáñez, la Revolución de los Domingos, el Memorándum de 1904, y las luchas cívicas, luchas autonómicas, siempre mostraron una vocación de vivir en libertad sin dejar de lado el sentimiento nacional.
Explicación:
El 24 de septiembre de 1810, se proclamó la revolución independentista en Santa Cruz, con el amotinamiento de las milicias, la destitución del gobernador Pedro José Pimentel y el llamado al pueblo para concurrir a cabildo abierto; se constituyó una Junta Gubernamental compuesta por el sacerdote José Andrés Salvatierra, el doctor Antonio Vicente Seoane y el coronel Antonio Suárez, quien asumió al mismo tiempo las funciones de Comandante de la Plaza.
Santa Cruz decide dejar de ser parte del dominio español y combatir por su emancipación siendo que en estos sucesos se destacaron de manera especial las figuras de Ignacio Warnes y José Manuel Baca (Cañoto), durante la lucha cruceña por la causa independentista de la República, se libraron muchas batallas de las que los patriotas salieron victoriosos y derrotados; hasta la batalla de Ayacucho, en 1825, que puso fin al imperio español en América. Esa semilla de libertad que fue plantada por Warnes, germinó en el espíritu cruceño, de vivir siempre en libre determinación.
Las gestas como la Revolución Igualitaria de Andrés Ibáñez, la Revolución de los Domingos, el Memorándum de 1904, y las luchas cívicas, luchas autonómicas, siempre mostraron una vocación de vivir en libertad sin dejar de lado el sentimiento nacional.