La heroína colombiana que desencadenó la insurrección de los comuneros del 16 de marzo de 1781, era una mujer fuerte y arriesgada, cuya familia vivía de la industria del tabaco. Se desconoce prácticamente todo acerca de su vida, porque habiendo sido fusilada por los esbirros enviados desde España para sofocar la sublevación, poco o nada recogieron los historiadores de aquella época. Sin embargo, se sabe que pertenecía a una modesta familia descendiente de españoles, que manufacturaba tabacos y poseía una tienda de mercancías traídas de Castilla.
Manuela Beltrán pasó a la historia de la Nueva Granada el 16 de marzo de 1781, cuando, con 57 años, rompió los edictos que imponían nuevos impuestos con destino a la Armada y Barlovento, para financiar la guerra de España contra Inglaterra. Si bien dicho evento constituyó la chispa que desató la llamada revolución comunera, nunca más se volvió a saber de ella. Fue resucitada por la historiografía del siglo XX como símbolo del nacionalismo prerrevolucionario y considerada la primera heroína de la lucha emancipadora.
En Nueva Granada, donde no se alcanzó a implantar el sistema de Intendencias, se optó por el nombramiento de Regentes Visitadores que guardaban fidelidad a las autoridades peninsulares. Correspondió a Juan Gutiérrez de Piñeres ser la primera autoridad encargada de impulsar el recaudo de los nuevos tributos, amo y señor de la comarca. Gutiérrez de Piñeres llegó a Santa Fe de Bogotá, procedente de España, en enero de 1778 portando plenos poderes del emperador Carlos III para la reorganización de la Real Hacienda. El entonces virrey, Manuel Antonio Flórez Maldonado, que se había trasladado a Cartagena para atender la guerra recién declarada por España contra Inglaterra, delegó todos los poderes en la Real Audiencia de Santafé de Bogotá y en especial en su Regente.
La zona donde se empezaron a manifestar con mayor virulencia las protestas populares fue El Socorro, una de las más prósperas del virreinato, pero a la vez una de las que habían sido afectadas por la prohibición de la siembra de tabaco y por los problemas derivados de la tenencia de la tierra. A pesar de que la inconformidad había empezado a sentirse a partir de 1778 en diversos pueblos circunvecinos, fue en la propia villa de El Socorro donde se desató la insurrección general, a partir de la protesta desencadenada el 16 de marzo de 1781, cuando más de dos mil manifestantes que habían acudido a la plaza del mercado se agolparon frente a la residencia del alcalde.
Dice la historia de la Revolución de los Comuneros que una vendedora de la plaza, Manuela Beltrán, rompió el edicto donde se hallaba fijado el impuesto. Como quiera que la élite socorrana, encabezada por elementos como Juan Francisco Berbeo y Antonio Monsalve, también había sido afectada por los excesivos impuestos, se unió a la muchedumbre y entró en alianzas con sus representantes más influyentes, entre los cuales se encontraban artesanos, pequeños propietarios y comerciantes.
El pueblo de El Socorro, que gritaba "¡Viva el rey y abajo el mal gobierno!", eligió como Comandante General a Juan Francisco de Berbeo, que junto a Salvador Plata, Antonio Monsalve y Francisco Rosillo constituyeron una Junta Revolucionaria llamada del Común, de donde se derivó el apelativo de rebelión o insurrección comunera. Los líderes de la Revolución Comunera, José Antonio Galán Zorro, Lorenzo Alcantuz e Isidro Molina, que organizaron la marcha de veinte mil campesinos de alpargata, por caminos cenagosos y trochas peligrosas, llegarían con los insurrectos hasta Zipaquirá, para aceptar las Capitulaciones, habiendo sido traicionados por el Arzobispo Virrey Antonio Caballero y Góngora.
El gobierno de España desconoció los acuerdos, fusilando a los jefes de la revolución, cuya valentía despejó años más tarde los caminos para la libertad de América.
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La heroína colombiana que desencadenó la insurrección de los comuneros del 16 de marzo de 1781, era una mujer fuerte y arriesgada, cuya familia vivía de la industria del tabaco. Se desconoce prácticamente todo acerca de su vida, porque habiendo sido fusilada por los esbirros enviados desde España para sofocar la sublevación, poco o nada recogieron los historiadores de aquella época. Sin embargo, se sabe que pertenecía a una modesta familia descendiente de españoles, que manufacturaba tabacos y poseía una tienda de mercancías traídas de Castilla.
Manuela Beltrán pasó a la historia de la Nueva Granada el 16 de marzo de 1781, cuando, con 57 años, rompió los edictos que imponían nuevos impuestos con destino a la Armada y Barlovento, para financiar la guerra de España contra Inglaterra. Si bien dicho evento constituyó la chispa que desató la llamada revolución comunera, nunca más se volvió a saber de ella. Fue resucitada por la historiografía del siglo XX como símbolo del nacionalismo prerrevolucionario y considerada la primera heroína de la lucha emancipadora.
En Nueva Granada, donde no se alcanzó a implantar el sistema de Intendencias, se optó por el nombramiento de Regentes Visitadores que guardaban fidelidad a las autoridades peninsulares. Correspondió a Juan Gutiérrez de Piñeres ser la primera autoridad encargada de impulsar el recaudo de los nuevos tributos, amo y señor de la comarca. Gutiérrez de Piñeres llegó a Santa Fe de Bogotá, procedente de España, en enero de 1778 portando plenos poderes del emperador Carlos III para la reorganización de la Real Hacienda. El entonces virrey, Manuel Antonio Flórez Maldonado, que se había trasladado a Cartagena para atender la guerra recién declarada por España contra Inglaterra, delegó todos los poderes en la Real Audiencia de Santafé de Bogotá y en especial en su Regente.
La zona donde se empezaron a manifestar con mayor virulencia las protestas populares fue El Socorro, una de las más prósperas del virreinato, pero a la vez una de las que habían sido afectadas por la prohibición de la siembra de tabaco y por los problemas derivados de la tenencia de la tierra. A pesar de que la inconformidad había empezado a sentirse a partir de 1778 en diversos pueblos circunvecinos, fue en la propia villa de El Socorro donde se desató la insurrección general, a partir de la protesta desencadenada el 16 de marzo de 1781, cuando más de dos mil manifestantes que habían acudido a la plaza del mercado se agolparon frente a la residencia del alcalde.
Dice la historia de la Revolución de los Comuneros que una vendedora de la plaza, Manuela Beltrán, rompió el edicto donde se hallaba fijado el impuesto. Como quiera que la élite socorrana, encabezada por elementos como Juan Francisco Berbeo y Antonio Monsalve, también había sido afectada por los excesivos impuestos, se unió a la muchedumbre y entró en alianzas con sus representantes más influyentes, entre los cuales se encontraban artesanos, pequeños propietarios y comerciantes.
El pueblo de El Socorro, que gritaba "¡Viva el rey y abajo el mal gobierno!", eligió como Comandante General a Juan Francisco de Berbeo, que junto a Salvador Plata, Antonio Monsalve y Francisco Rosillo constituyeron una Junta Revolucionaria llamada del Común, de donde se derivó el apelativo de rebelión o insurrección comunera. Los líderes de la Revolución Comunera, José Antonio Galán Zorro, Lorenzo Alcantuz e Isidro Molina, que organizaron la marcha de veinte mil campesinos de alpargata, por caminos cenagosos y trochas peligrosas, llegarían con los insurrectos hasta Zipaquirá, para aceptar las Capitulaciones, habiendo sido traicionados por el Arzobispo Virrey Antonio Caballero y Góngora.
El gobierno de España desconoció los acuerdos, fusilando a los jefes de la revolución, cuya valentía despejó años más tarde los caminos para la libertad de América.
Explicación:
AY ESTA TODO CORONA XFA