La sociedad prehistórica era más igualitaria que la sociedad moderna. Al menos, por lo que respecta al reparto de tareas entre los hombres y las mujeres. Puede parecer sorprendente, pero no lo es. Las sociedades que giran en torno a la naturaleza y viven en contacto directo con ella actúan de manera más igualitaria. Y no hace falta remontarse en el tiempo para comprobarlo. Las comunidades amazónicas que subsisten aún, inmersas en la naturaleza, atestiguan estas pautas de comportamiento, como señala la directora del Museo de Prehistoria de Valencia, Helena Bonet.
Este centro acoge desde ayer la exposición Mujeres en la Prehistoria, que pretende, precisamente, poner en evidencia el papel activo que desempeñó la mujer en todos los ámbitos de la vida y no sólo en el doméstico. La idea de que el hombre se dedicaba a la caza mayor y la mujer a cuidar de la prole es tan falsa como la tendencia a asociar el uso de una punta o de un anzuelo a sólo al hombre y no a la mujer, por ejemplo.
Ellas no sólo se ocupaban de los niños; también se dedicaban a la caza menor o a la pesca
El registro prehistórico documenta que también las mujeres se dedicaban a la caza menor, a pescar, a cultivar el campo, a recolectar, a atender a los niños y a lo que hiciera falta. No en vano, la muestra refleja "cómo hombres y mujeres de nuestro pasado más lejano formaron grupos de personas que se unieron para obtener mejor calidad de vida, que compartieron esfuerzos y recursos para sobrevivir. Mujeres, hombres, jóvenes, mayores, niños y niñas dejaron el testimonio de su existencia en el suelo en que vivieron".
"Desde el siglo XIX, la investigación desarrollada en Europa sobre la prehistoria ha proporcionado un conocimiento exhaustivo de los modos de vida de las sociedades del pasado. Sin embargo, es fácil comprobar cómo la presencia de la mujer en la mayor parte de los textos y de las imágenes de exposiciones divulgativas es casi nula, apareciendo siempre el hombre prehistórico, el neutro masculino", explica Begoña Soler, comisaria de la exposición, de claro carácter didáctico, que se verá hasta fin de año en Valencia para luego itinerar por numerosas ciudades de la comunidad autónoma.
El discurso expositivo se inscribe dentro de la llamada arqueología del género, una disciplina surgida al calor de los movimientos feministas de los años sesenta del pasado siglo. "La arqueología del género sigue ligada al movimiento de reivindicación y persigue resaltar, a través de nuevas lecturas de la cultura material y del registro arqueológico, la importancia que tuvo la mujer tanto en la vida privada como en la vida pública", explica Bonet.
La exposición es modesta. Contiene réplicas de objetos arqueológicos y escenificaciones, además de proyecciones. Se centra sobre todo en el rico arte rupestre mediterráneo, pero también reproduce piezas famosas, como la Venus de Willendorf (Austria) o la Venus de la capucha (Francia), representaciones paleolíticas de mujeres. "Son réplicas de las mal llamadas venus, que es un concepto clásico. Esas piezas no siempre representan a diosas o mujeres idealizadas. A veces son simples representaciones de un mujer de su tiempo", apostilla Bonet.
La muestra ha estado precedida por la presentación del libro Las mujeres en la prehistoria, que recoge artículos de especialistas de toda España sobre la materia. Publicado por el Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia, las historiadoras coincidieron el martes en destacar, con cierta sopresa y perplejidad, que la exposición que ayer se inauguró es la primera que se dedica monográficamente en España a las mujeres en la prehistoria.
Reproducción de la pieza paleolítica conocida como la <i>Venus de la capucha,</i> hallada en Francia.
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La sociedad prehistórica era más igualitaria que la sociedad moderna. Al menos, por lo que respecta al reparto de tareas entre los hombres y las mujeres. Puede parecer sorprendente, pero no lo es. Las sociedades que giran en torno a la naturaleza y viven en contacto directo con ella actúan de manera más igualitaria. Y no hace falta remontarse en el tiempo para comprobarlo. Las comunidades amazónicas que subsisten aún, inmersas en la naturaleza, atestiguan estas pautas de comportamiento, como señala la directora del Museo de Prehistoria de Valencia, Helena Bonet.
Este centro acoge desde ayer la exposición Mujeres en la Prehistoria, que pretende, precisamente, poner en evidencia el papel activo que desempeñó la mujer en todos los ámbitos de la vida y no sólo en el doméstico. La idea de que el hombre se dedicaba a la caza mayor y la mujer a cuidar de la prole es tan falsa como la tendencia a asociar el uso de una punta o de un anzuelo a sólo al hombre y no a la mujer, por ejemplo.
Ellas no sólo se ocupaban de los niños; también se dedicaban a la caza menor o a la pesca
El registro prehistórico documenta que también las mujeres se dedicaban a la caza menor, a pescar, a cultivar el campo, a recolectar, a atender a los niños y a lo que hiciera falta. No en vano, la muestra refleja "cómo hombres y mujeres de nuestro pasado más lejano formaron grupos de personas que se unieron para obtener mejor calidad de vida, que compartieron esfuerzos y recursos para sobrevivir. Mujeres, hombres, jóvenes, mayores, niños y niñas dejaron el testimonio de su existencia en el suelo en que vivieron".
"Desde el siglo XIX, la investigación desarrollada en Europa sobre la prehistoria ha proporcionado un conocimiento exhaustivo de los modos de vida de las sociedades del pasado. Sin embargo, es fácil comprobar cómo la presencia de la mujer en la mayor parte de los textos y de las imágenes de exposiciones divulgativas es casi nula, apareciendo siempre el hombre prehistórico, el neutro masculino", explica Begoña Soler, comisaria de la exposición, de claro carácter didáctico, que se verá hasta fin de año en Valencia para luego itinerar por numerosas ciudades de la comunidad autónoma.
El discurso expositivo se inscribe dentro de la llamada arqueología del género, una disciplina surgida al calor de los movimientos feministas de los años sesenta del pasado siglo. "La arqueología del género sigue ligada al movimiento de reivindicación y persigue resaltar, a través de nuevas lecturas de la cultura material y del registro arqueológico, la importancia que tuvo la mujer tanto en la vida privada como en la vida pública", explica Bonet.
La exposición es modesta. Contiene réplicas de objetos arqueológicos y escenificaciones, además de proyecciones. Se centra sobre todo en el rico arte rupestre mediterráneo, pero también reproduce piezas famosas, como la Venus de Willendorf (Austria) o la Venus de la capucha (Francia), representaciones paleolíticas de mujeres. "Son réplicas de las mal llamadas venus, que es un concepto clásico. Esas piezas no siempre representan a diosas o mujeres idealizadas. A veces son simples representaciones de un mujer de su tiempo", apostilla Bonet.
La muestra ha estado precedida por la presentación del libro Las mujeres en la prehistoria, que recoge artículos de especialistas de toda España sobre la materia. Publicado por el Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia, las historiadoras coincidieron el martes en destacar, con cierta sopresa y perplejidad, que la exposición que ayer se inauguró es la primera que se dedica monográficamente en España a las mujeres en la prehistoria.
Reproducción de la pieza paleolítica conocida como la <i>Venus de la capucha,</i> hallada en Francia.
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