En primer lugar, entre las causas de la contaminación de las reservas de agua subterránea por sales, destaca la sobreexplotación de los acuíferos como el gran desencadenante de este fenómeno. Con la captación de grandes volúmenes de agua subterránea se reducen las reservas hídricas, lo que provoca un descenso del nivel freático y, en consecuencia, el desplazamiento lateral de la cuña salina tierra adentro, que gana espacio en profundidad.
cambio climático también puede ser señalado como un factor causal. En este sentido, el calentamiento global acelerado por los humanos ha provocado el deshielo de glaciares, traduciéndose esto en un aumento del nivel del mar que, cada año que pasa, incrementa el grado de amenaza sobre el estado de vulnerabilidad de los acuíferos costeros.
Asimismo, al régimen de escasez de lluvias típico del Mediterráneo se suman las anomalías en las precipitaciones, fruto de la actual crisis climática que vivimos. Podría decirse que, en términos generales, cada vez llueve menos y, cuando llueve, tienen lugar importantes episodios de lluvias torrenciales, durante las cuales, gran parte del volumen de agua, por escorrentía superficial, desemboca al mar sin llegar a los acuíferos. Como resultado, la falta de aportes de agua dulce no compensa la salida del recurso del acuífero (por captación o porque desemboca al mar) y se incrementa la intrusión marina en un acuífero o en el agua subterránea. Además, esto se ve agravado por el sellado del suelo para la creación de zonas urbanas y carreteras, que reduce gravemente la capacidad de infiltración y, por tanto, de recarga de agua de los acuíferos.
Los vertidos de la salmuera, producto de las actividades de desalinización de agua marina, generan graves afecciones sobre los acuíferos y las zonas húmedas. Dos ejemplos de zonas muy afectadas por esta problemática, tal y como señala Custodio Gimena (2017), son: el Campo de Cartagena-Mar Menor y el Este de Gran Canaria[1].
Finalmente, los fenómenos de salinización pueden cobrar mayor velocidad en aquellos casos en los que existe una masa de agua salada por debajo de la dulce, bien porque ya estaba (acuífero de agua salada) o porque ha penetrado desde el mar en forma de cuña salina. De manera que, al extraer agua, disminuye el potencial hidráulico y se genera un gradiente hidráulico vertical que favorece el ascenso de aguas saladas.
Respuesta:
En primer lugar, entre las causas de la contaminación de las reservas de agua subterránea por sales, destaca la sobreexplotación de los acuíferos como el gran desencadenante de este fenómeno. Con la captación de grandes volúmenes de agua subterránea se reducen las reservas hídricas, lo que provoca un descenso del nivel freático y, en consecuencia, el desplazamiento lateral de la cuña salina tierra adentro, que gana espacio en profundidad.
cambio climático también puede ser señalado como un factor causal. En este sentido, el calentamiento global acelerado por los humanos ha provocado el deshielo de glaciares, traduciéndose esto en un aumento del nivel del mar que, cada año que pasa, incrementa el grado de amenaza sobre el estado de vulnerabilidad de los acuíferos costeros.
Asimismo, al régimen de escasez de lluvias típico del Mediterráneo se suman las anomalías en las precipitaciones, fruto de la actual crisis climática que vivimos. Podría decirse que, en términos generales, cada vez llueve menos y, cuando llueve, tienen lugar importantes episodios de lluvias torrenciales, durante las cuales, gran parte del volumen de agua, por escorrentía superficial, desemboca al mar sin llegar a los acuíferos. Como resultado, la falta de aportes de agua dulce no compensa la salida del recurso del acuífero (por captación o porque desemboca al mar) y se incrementa la intrusión marina en un acuífero o en el agua subterránea. Además, esto se ve agravado por el sellado del suelo para la creación de zonas urbanas y carreteras, que reduce gravemente la capacidad de infiltración y, por tanto, de recarga de agua de los acuíferos.
Los vertidos de la salmuera, producto de las actividades de desalinización de agua marina, generan graves afecciones sobre los acuíferos y las zonas húmedas. Dos ejemplos de zonas muy afectadas por esta problemática, tal y como señala Custodio Gimena (2017), son: el Campo de Cartagena-Mar Menor y el Este de Gran Canaria[1].
Finalmente, los fenómenos de salinización pueden cobrar mayor velocidad en aquellos casos en los que existe una masa de agua salada por debajo de la dulce, bien porque ya estaba (acuífero de agua salada) o porque ha penetrado desde el mar en forma de cuña salina. De manera que, al extraer agua, disminuye el potencial hidráulico y se genera un gradiente hidráulico vertical que favorece el ascenso de aguas saladas.