Respuesta: ;v La revolución constituye una forma de lucha y enfrentamiento a la autoridad y al poder político vigente. Una situación revolucionaria se desarrolla cuando importantes sectores de la sociedad empiezan a tomar conciencia de que el sistema político social vigente no satisface sus necesidades y aspiraciones, donde el marco imperante es el principal obstáculo que se interpone para impedir la realización de los cambios deseados, lográndose en tal sentido un potencial revolucionario del grupo organizado, que actúa como agente de cambio. Cuando se ha llegado a esta etapa, los pretendidos reformadores y/o revolucionarios deciden lanzar desafíos al gobierno con el fin último de hacer suyo el poder político. Así, se lucha políticamente en torno a las definiciones de las instituciones autoritarias desde las cuales debería gobernarse a la sociedad y esta sufre, entonces, una crisis de legitimidad. La sociedad tiende a sumergirse en una situación donde las instituciones vigentes tienen cada vez menos peso para hacer frente al conflicto y donde la fuerza se transforma en el mecanismo más y más viable para resolver las manifiestas diferencias. En otras palabras, la sociedad se desliza hacia una situación de guerra interna. La propensión a recurrir a la fuerza es característica de una situación revolucionaria, pero el grado de fuerza también está en función de la duración del conflicto y del nivel de la lucha política en juego.
Respuesta: ;v La revolución constituye una forma de lucha y enfrentamiento a la autoridad y al poder político vigente. Una situación revolucionaria se desarrolla cuando importantes sectores de la sociedad empiezan a tomar conciencia de que el sistema político social vigente no satisface sus necesidades y aspiraciones, donde el marco imperante es el principal obstáculo que se interpone para impedir la realización de los cambios deseados, lográndose en tal sentido un potencial revolucionario del grupo organizado, que actúa como agente de cambio. Cuando se ha llegado a esta etapa, los pretendidos reformadores y/o revolucionarios deciden lanzar desafíos al gobierno con el fin último de hacer suyo el poder político. Así, se lucha políticamente en torno a las definiciones de las instituciones autoritarias desde las cuales debería gobernarse a la sociedad y esta sufre, entonces, una crisis de legitimidad. La sociedad tiende a sumergirse en una situación donde las instituciones vigentes tienen cada vez menos peso para hacer frente al conflicto y donde la fuerza se transforma en el mecanismo más y más viable para resolver las manifiestas diferencias. En otras palabras, la sociedad se desliza hacia una situación de guerra interna. La propensión a recurrir a la fuerza es característica de una situación revolucionaria, pero el grado de fuerza también está en función de la duración del conflicto y del nivel de la lucha política en juego.
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