os códices coloniales de México son un conjunto de documentos producidos en el área mesoamericana después de la Conquista española, consumada en la segunda década del siglo XVI. Estos códices representan una continuidad en la tradición de registro de los sucesos importantes de los pueblos indígenas de Mesoamérica, quienes antes de la llegada de los españoles ya realizaban inscripciones en sus sistemas de escritura. Algunos ejemplos de estos documentos precolombinos se conservan en la actualidad, aunque la destrucción de los mismos acontecida con la Colonia y la cristianización de los indígenas produjo la pérdida irreparable de un número incierto de códices prehispánicos.
La implantación de una nueva religión y la introducción de las pautas culturales de los europeos entre los sobrevivientes a la Conquista produjeron un mestizaje cultural que se vio reflejado en los registros históricos indígenas. Los códices que se realizaron durante la Colonia en el territorio que actualmente pertenece a México —tanto en los años que antecedieron el establecimiento del virreinato de Nueva España como en el mismo período virreinal— tomaron de los europeos no sólo el alfabeto latino —que en muchos casos sirvió para registrar las lenguas indígenas—, sino también los materiales y el estilo iconográfico. Sin embargo, el proceso de incorporación de estos elementos se realizó gradualmente y no fue total sino hasta los últimos años de la Colonia. Todos los documentos indígenas y mestizos que se realizaron entre los siglos XVI y XVIII en la Nueva España incorporan temáticas indígenas e intentan adaptar la iconografía mesoamericana a la sensibilidad europeizante de la sociedad novohispana.
La inmensa mayoría de los códices coloniales mexicanos fue realizada en los territorios actuales de los estados del centro de la República Mexicana. A diferencia de lo que ocurrió con los códices prehispánicos, los coloniales son bastante más numerosos en los acervos de las bibliotecas mexicanas, por ejemplo, la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, México, cuenta con varias decenas de códices coloniales. Algunos documentos pictográficos incluso constituyen la parte medular de la identidad de los pueblos que los conservan, por lo que en algunos casos se les rinde un culto religioso. Es notable el caso de los códices zapotecas de San Lucas Yataú y Yatini pertenecientes a comunidades indígenas del estado de Oaxaca, que fueron depositados para su custodia en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia hace décadas, y las autoridades del pueblo aún realizan visitas periódicas para ver su documento y comprobar su buen resguardo en la bóveda de códices de la institución.
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Evequintana
entonces... ¿porque los frailes aprendieron a leer los códices indígenas?
Respuesta:
os códices coloniales de México son un conjunto de documentos producidos en el área mesoamericana después de la Conquista española, consumada en la segunda década del siglo XVI. Estos códices representan una continuidad en la tradición de registro de los sucesos importantes de los pueblos indígenas de Mesoamérica, quienes antes de la llegada de los españoles ya realizaban inscripciones en sus sistemas de escritura. Algunos ejemplos de estos documentos precolombinos se conservan en la actualidad, aunque la destrucción de los mismos acontecida con la Colonia y la cristianización de los indígenas produjo la pérdida irreparable de un número incierto de códices prehispánicos.
La implantación de una nueva religión y la introducción de las pautas culturales de los europeos entre los sobrevivientes a la Conquista produjeron un mestizaje cultural que se vio reflejado en los registros históricos indígenas. Los códices que se realizaron durante la Colonia en el territorio que actualmente pertenece a México —tanto en los años que antecedieron el establecimiento del virreinato de Nueva España como en el mismo período virreinal— tomaron de los europeos no sólo el alfabeto latino —que en muchos casos sirvió para registrar las lenguas indígenas—, sino también los materiales y el estilo iconográfico. Sin embargo, el proceso de incorporación de estos elementos se realizó gradualmente y no fue total sino hasta los últimos años de la Colonia. Todos los documentos indígenas y mestizos que se realizaron entre los siglos XVI y XVIII en la Nueva España incorporan temáticas indígenas e intentan adaptar la iconografía mesoamericana a la sensibilidad europeizante de la sociedad novohispana.
La inmensa mayoría de los códices coloniales mexicanos fue realizada en los territorios actuales de los estados del centro de la República Mexicana. A diferencia de lo que ocurrió con los códices prehispánicos, los coloniales son bastante más numerosos en los acervos de las bibliotecas mexicanas, por ejemplo, la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, México, cuenta con varias decenas de códices coloniales. Algunos documentos pictográficos incluso constituyen la parte medular de la identidad de los pueblos que los conservan, por lo que en algunos casos se les rinde un culto religioso. Es notable el caso de los códices zapotecas de San Lucas Yataú y Yatini pertenecientes a comunidades indígenas del estado de Oaxaca, que fueron depositados para su custodia en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia hace décadas, y las autoridades del pueblo aún realizan visitas periódicas para ver su documento y comprobar su buen resguardo en la bóveda de códices de la institución.