Nuestro país no hace mucho ingresó en un periodo singular en su historia moderna, signado por una amplia estabilidad política, un raro consenso político, y un crecimiento y desarrollo autónomos, por lo menos en un principio. A ese periodo de tiempo se le llamó “La República Aristocrática” y se extendió desde 1895 hasta hace unos pocos años, 1919. A principios de la república aristocrática, a medida que la población peruana se expandía y organizaba, su economía de exportación crecía y se diversificaba durante esta época, lo mismo sucedía con su mano de obra. Pero a pesar del creciente número de trabajadores, varios factores demoraron su organización en comunidades o sindicatos, como por ejemplo el aislamiento, la lejanía de los sectores urbanos más emprendedores, etc. Esto causaba que en ciertas partes del Perú los trabajadores se organicen de forma desordenada y esto podía llevarlos a disturbios, huelgas, etc. Esto fue lo que originó una crisis social durante la república aristocrática. Estos disturbios se empezaron a dar hace 14 años, en 1910. Se originaron entre los trabajadores azucareros, pero fueron controlados rápidamente por las autoridades; a comparación de esto, las cosas fueron bastante distintas en nuestra ciudad, donde se concentraba la mayor cantidad de trabajadores, ya que éstos tenían ahí acceso a dirigentes políticos e instituciones nacionales y extranjeras, y a las ideas de intelectuales y periodistas, con las que podían contar para apoyarlos en sus demandas sin tener que recurrir a la realización de disturbios de cualquier tipo. Esto marcó una gran diferencia entre los trabajadores de Lima-Callao y los trabajadores de zonas más alejadas ya que estas no contaban con el beneficio de tener gente u organizaciones para apoyarlos sino que recurrían a protestas y huelgas, ya que este era su recurso para obtener la atención del gobierno y alcanzar su objetivo.
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Nuestro país no hace mucho ingresó en un periodo singular en su historia moderna, signado por una amplia estabilidad política, un raro consenso político, y un crecimiento y desarrollo autónomos, por lo menos en un principio. A ese periodo de tiempo se le llamó “La República Aristocrática” y se extendió desde 1895 hasta hace unos pocos años, 1919. A principios de la república aristocrática, a medida que la población peruana se expandía y organizaba, su economía de exportación crecía y se diversificaba durante esta época, lo mismo sucedía con su mano de obra. Pero a pesar del creciente número de trabajadores, varios factores demoraron su organización en comunidades o sindicatos, como por ejemplo el aislamiento, la lejanía de los sectores urbanos más emprendedores, etc. Esto causaba que en ciertas partes del Perú los trabajadores se organicen de forma desordenada y esto podía llevarlos a disturbios, huelgas, etc. Esto fue lo que originó una crisis social durante la república aristocrática. Estos disturbios se empezaron a dar hace 14 años, en 1910. Se originaron entre los trabajadores azucareros, pero fueron controlados rápidamente por las autoridades; a comparación de esto, las cosas fueron bastante distintas en nuestra ciudad, donde se concentraba la mayor cantidad de trabajadores, ya que éstos tenían ahí acceso a dirigentes políticos e instituciones nacionales y extranjeras, y a las ideas de intelectuales y periodistas, con las que podían contar para apoyarlos en sus demandas sin tener que recurrir a la realización de disturbios de cualquier tipo. Esto marcó una gran diferencia entre los trabajadores de Lima-Callao y los trabajadores de zonas más alejadas ya que estas no contaban con el beneficio de tener gente u organizaciones para apoyarlos sino que recurrían a protestas y huelgas, ya que este era su recurso para obtener la atención del gobierno y alcanzar su objetivo.
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