Porfa ayuda con mi tarea: realizo un cuento con estas palabras desconocidas: nosocomio obice graduar brio inane taimado paradigma exornar facundia bizarro
Se decía que era medio tonto y todos lo consideraban inane. Vivía en un pueblito con dos hermanos, los cuales en momentos también lo miraban con desprecio. Un día el hermano mayor le dijo: __ arregla tus cosas que nos iremos de este lugar, vamos a seguir sueños concebidos en tierras nuevas__. Iban saliendo los dos hermanos cargando su ropa y sus demás cosas en un costal. Sin embargo vieron que el hermano tonto, no llevaba nada. Uno de sus hermanos se volvió y le dijo, y ¿Tú por qué no llevas nada? ¡Ándale regresa y tráete algo! El hermano tonto, se regresó con gran brío, y con la poca o mucha fuerza de sus manos, despegó la ventana de su casa; y así tambaleando su pequeño cuerpo se fue caminando con su ventana cargada al hombro.
Seguían caminando los tres hermanos en busca de una mejor vida. Al cabo de poco llegó la noche, la luna llena se miraba fulgurante en el cielo. Decidieron descansar debajo de un gran árbol que ahí se encontraba; cuando de pronto escucharon hacia delante el tropel de unas bestias de carga. Atisbó uno de los hermanos y vio que venían unos hombres con mulas cargadas con costales, pero lo extraño era que en la cara traían puesta una máscara. Esto provocó miedo en los hermanos y los obligó a subirse en lo más alto del árbol para esconderse y mirar lo que hacían esos hombres. Llegó la recua hasta donde estaba el árbol y también los hombres de las mulas decidieron descansar debajo de este ameno roble.
Los hermanos y el tonto escuchaban y veían todo lo que los hombres de las mulas decían y hacían. De pronto al hermano tonto le dieron ganas de hacer del baño y al no aguantar más dejó caer una pizca de excremento que cayó en la frente a uno de los hombres, el arriero se levantó de su aposento, muy escamado, muy taimado empezó a mirar hacia arriba del árbol pero no vio nada. Después el hermano tonto no aguantó más y se hizo del baño y también soltó la ventana que llevaba en los hombros, esto provocó un gran sonido, que los arrieros huyeran dejando todo el cargamento que habían robado pues pensaban que los dueños del oro que los estaban buscando y ya los habían sorprendido.
Después que se ahuyentaron los ladrones, bajaron los tres hermanos y revisaron los costales, era puro oro lo que éstos contenían. El hermano mayor sufría de una enfermedad de los riñones, y dijo, ahora si con este dinero asistiré a un nosocomio para que me curen. Tomaron las bestias cargadas y se dirigieron a la ciudad más cercana. Al llegar a la ciudad alquilaron una casa para establecerse, descargaron todo el oro y descansaron, pero también pensaban en lo que harían con tanto dinero. Enfrente de donde se hospedaron estaba el palacio grande y lujoso del rey, y se podía ver bien de allá para acá.
Había un gran escándalo en la ciudad, pues el rey tenía una hija más hermosa que todas las estrellas de la constelación. Pero ella debía casarse con aquel hombre que la hiciera reír, pues en toda su vida jamás había reído. Asistían todos los días hombres con gran facundia y gracia para lograr hacer reír a la princesa y casarse con ella, pero hasta ahora nadie lo había logrado.
Una serena mañana salió la princesa al balcón del palacio, en ese momento el hermano tonto salió deprisa de la casa en la que estaba hospedado, pues le andaba otra vez de hacer del baño y al no aguantar más, se fue a hacer sus necesidades cerca de un chiquero de marranos que ahí había. Los marranos al olfatear se fueron directamente hacia el hermano tonto y no lo dejaban hacer sus necesidades a gusto, el tonto se sentaba en un lado y luego corría hacia otro con los pantalones en las rodillas. La princesa estaba desde arriba mirando todo y empezó a reírse a carcajadas. Al saber el rey que alguien ya había hecho sonreír a su hija, mandó que le trajeran a dicho príncipe. La princesa señaló al afortunado y lo llevaron ante el rey.
El rey al ver la condición del hermano tonto, lo despreció. Pero el tonto sin más óbice, tratando de exornar su lenguaje, dijo, ¡Oh, rey poderoso! __Sus palabras han sido perniciosas y han lastimado poco mi corazón. No es que yo no tenga riquezas, sólo que yo no me visto de ella para no empobrecer mi alma___, y llamando a su hermano le dijo que le entregara doce costales llenos de oro al rey. El rey quedó sumamente admirado por la inteligencia del tonto y por la riqueza que poseía y ordenó que en ese momento se hicieran los preparativos para la boda.
El hermano tonto y la princesa se casaron y vivieron muy felices. Los hermanos del tonto tomaron como paradigma a su hermano, fueron también muy ricos y se casaron igual, con mujeres nobles.
EL HERMANO TONTO
Se decía que era medio tonto y todos lo consideraban inane. Vivía en un pueblito con dos hermanos, los cuales en momentos también lo miraban con desprecio. Un día el hermano mayor le dijo: __ arregla tus cosas que nos iremos de este lugar, vamos a seguir sueños concebidos en tierras nuevas__. Iban saliendo los dos hermanos cargando su ropa y sus demás cosas en un costal. Sin embargo vieron que el hermano tonto, no llevaba nada. Uno de sus hermanos se volvió y le dijo, y ¿Tú por qué no llevas nada? ¡Ándale regresa y tráete algo! El hermano tonto, se regresó con gran brío, y con la poca o mucha fuerza de sus manos, despegó la ventana de su casa; y así tambaleando su pequeño cuerpo se fue caminando con su ventana cargada al hombro.
Seguían caminando los tres hermanos en busca de una mejor vida. Al cabo de poco llegó la noche, la luna llena se miraba fulgurante en el cielo. Decidieron descansar debajo de un gran árbol que ahí se encontraba; cuando de pronto escucharon hacia delante el tropel de unas bestias de carga. Atisbó uno de los hermanos y vio que venían unos hombres con mulas cargadas con costales, pero lo extraño era que en la cara traían puesta una máscara. Esto provocó miedo en los hermanos y los obligó a subirse en lo más alto del árbol para esconderse y mirar lo que hacían esos hombres. Llegó la recua hasta donde estaba el árbol y también los hombres de las mulas decidieron descansar debajo de este ameno roble.
Los hermanos y el tonto escuchaban y veían todo lo que los hombres de las mulas decían y hacían. De pronto al hermano tonto le dieron ganas de hacer del baño y al no aguantar más dejó caer una pizca de excremento que cayó en la frente a uno de los hombres, el arriero se levantó de su aposento, muy escamado, muy taimado empezó a mirar hacia arriba del árbol pero no vio nada. Después el hermano tonto no aguantó más y se hizo del baño y también soltó la ventana que llevaba en los hombros, esto provocó un gran sonido, que los arrieros huyeran dejando todo el cargamento que habían robado pues pensaban que los dueños del oro que los estaban buscando y ya los habían sorprendido.
Después que se ahuyentaron los ladrones, bajaron los tres hermanos y revisaron los costales, era puro oro lo que éstos contenían. El hermano mayor sufría de una enfermedad de los riñones, y dijo, ahora si con este dinero asistiré a un nosocomio para que me curen. Tomaron las bestias cargadas y se dirigieron a la ciudad más cercana. Al llegar a la ciudad alquilaron una casa para establecerse, descargaron todo el oro y descansaron, pero también pensaban en lo que harían con tanto dinero. Enfrente de donde se hospedaron estaba el palacio grande y lujoso del rey, y se podía ver bien de allá para acá.
Había un gran escándalo en la ciudad, pues el rey tenía una hija más hermosa que todas las estrellas de la constelación. Pero ella debía casarse con aquel hombre que la hiciera reír, pues en toda su vida jamás había reído. Asistían todos los días hombres con gran facundia y gracia para lograr hacer reír a la princesa y casarse con ella, pero hasta ahora nadie lo había logrado.
Una serena mañana salió la princesa al balcón del palacio, en ese momento el hermano tonto salió deprisa de la casa en la que estaba hospedado, pues le andaba otra vez de hacer del baño y al no aguantar más, se fue a hacer sus necesidades cerca de un chiquero de marranos que ahí había. Los marranos al olfatear se fueron directamente hacia el hermano tonto y no lo dejaban hacer sus necesidades a gusto, el tonto se sentaba en un lado y luego corría hacia otro con los pantalones en las rodillas. La princesa estaba desde arriba mirando todo y empezó a reírse a carcajadas. Al saber el rey que alguien ya había hecho sonreír a su hija, mandó que le trajeran a dicho príncipe. La princesa señaló al afortunado y lo llevaron ante el rey.
El rey al ver la condición del hermano tonto, lo despreció. Pero el tonto sin más óbice, tratando de exornar su lenguaje, dijo, ¡Oh, rey poderoso! __Sus palabras han sido perniciosas y han lastimado poco mi corazón. No es que yo no tenga riquezas, sólo que yo no me visto de ella para no empobrecer mi alma___, y llamando a su hermano le dijo que le entregara doce costales llenos de oro al rey. El rey quedó sumamente admirado por la inteligencia del tonto y por la riqueza que poseía y ordenó que en ese momento se hicieran los preparativos para la boda.
El hermano tonto y la princesa se casaron y vivieron muy felices. Los hermanos del tonto tomaron como paradigma a su hermano, fueron también muy ricos y se casaron igual, con mujeres nobles.
Norberto Armenta pita.