Se lo considera uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo xix no solo en España y un narrador capital en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser propuesto por varios especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes.[3]
Transformó el panorama novelesco español de la época,[4] apartándose de la corriente romántica en pos del naturalismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica.[3] En palabras de Max Aub, Pérez Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con «su intuición serena, profunda y total de la realidad», se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, «artísticamente transformado». De ahí que «desde Lope ningún escritor fue tan popular, ninguno tan universal desde Cervantes».[5] Fue académico de la Real Academia Española desde 1897.
Llegó a ser propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912 pero su anticlericalismo[6] provocó que fuera asediado y boicoteado con éxito por los sectores más conservadores de la sociedad española representados en el catolicismo tradicionalista,[7] que no reconocían su valor intelectual y literario.[8]
Respuesta:
Se lo considera uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo xix no solo en España y un narrador capital en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser propuesto por varios especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes.[3]
Transformó el panorama novelesco español de la época,[4] apartándose de la corriente romántica en pos del naturalismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica.[3] En palabras de Max Aub, Pérez Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con «su intuición serena, profunda y total de la realidad», se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, «artísticamente transformado». De ahí que «desde Lope ningún escritor fue tan popular, ninguno tan universal desde Cervantes».[5] Fue académico de la Real Academia Española desde 1897.
Llegó a ser propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912 pero su anticlericalismo[6] provocó que fuera asediado y boicoteado con éxito por los sectores más conservadores de la sociedad española representados en el catolicismo tradicionalista,[7] que no reconocían su valor intelectual y literario.[8]