Todo el mundo es un esclavo en el sentido espiritual. O bien somos esclavos del pecado, que es nuestro estado natural, o somos esclavos de Cristo. Los escritores del nuevo testamento declararon voluntariamente su condición como esclavos de Cristo. Pablo comienza su carta a los Romanos al referirse a sí mismo como "un siervo de Jesucristo" (Romanos) y en su carta a Tito se llama a sí mismo un "siervo de Dios" Santiago inicia su epístola de la misma manera, "Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo" (Santiago 1:1). La mayoría de las traducciones dicen "siervo" o "sirviente" en estos pasajes, pero la palabra griega doulas literalmente significa "esclavo"
Todo el mundo es un esclavo en el sentido espiritual. O bien somos esclavos del pecado, que es nuestro estado natural, o somos esclavos de Cristo. Los escritores del nuevo testamento declararon voluntariamente su condición como esclavos de Cristo. Pablo comienza su carta a los Romanos al referirse a sí mismo como "un siervo de Jesucristo" (Romanos) y en su carta a Tito se llama a sí mismo un "siervo de Dios" Santiago inicia su epístola de la misma manera, "Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo" (Santiago 1:1). La mayoría de las traducciones dicen "siervo" o "sirviente" en estos pasajes, pero la palabra griega doulas literalmente significa "esclavo"
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