Las desigualdades sociales se remontan al neolítico, según ha descubierto una investigación que ha encontrado evidencias de que los agricultores enterrados con herramientas hace más de 7.000 años tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas. El estudio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico
Las desigualdades sociales comenzaron hace más de 7.000 años, en el principio de la era neolítica, según se desprende de una investigación de la que informa en un comunicado la Universidad de Bristol.
El Neolítico es uno de los periodos en los que se considera dividida la Edad de Piedra. Es la etapa prehistórica que se desarrolla desde el año 7000 a.C. hasta aproximadamente el año 3000 a.C.. Durante ese periodo, el hombre se hace sedentario y crea técnicas para el cultivo de los suelos y la domesticación de animales.
Los resultados de esta investigación se han publicado en PNAS, donde se explica que estos investigadores han encontrado evidencias de que los agricultores que fueron enterrados con herramientas tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas.
Mediante el estudio de más de 300 esqueletos humanos en Europa central, el profesor Alex Bentley, y un equipo internacional de científicos, financiados por el británico Arts and Humanities Research Council, han descubierto así marcadas diferencias en el acceso de la tierra entre los primeros agricultores del neolítico.
El análisis de isótopos de estroncio de los esqueletos, que proporciona indicaciones sobre su lugar de origen, indicó que los hombres del Neolítico enterrados con diferentes azuelas de piedra (herramientas utilizadas para trabajar la madera), mostraban trazas de isótopos menos variables que los hombres enterrados sin azuelas. Esto sugiere que los enterrados con azuelas tuvieron acceso a más -y probablemente mejor- tierra, de los enterrados sin herramientas.
Bentley, de la Universidad de Bristol, explica en el citado comunicado que «los hombres enterrados con azuelas parecen haber vivido en suelo fértil y productivo, favorecido por los primeros agricultores, lo cual indica que disfrutaron de un acceso consistente a las mejores zonas agrícolas».
El análisis de isótopos de estroncio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos. Esta es una fuerte indicación de la patrilocalidad o patrón de residencia posnupcial, una categoría analítica de la antropología que permite describir la norma fijada por una sociedad dada para la ubicación espacial de una nueva unidad familiar producida ya por el matrimonio —en las sociedades donde existe—, o bien, por el nacimiento de una nueva generación. El patrón de residencia obedece, entre otras cuestiones, a las normas sociales de definición de la descendencia y a las condiciones económicas del grupo.
Otras evidencias arqueológicas
Esta nueva evidencia de los esqueletos es consistente con otras evidencias arqueológicas, genéticas, antropológicas y lingüísticas. Los resultados tienen implicaciones para el modelado de la forma genética de las poblaciones humanas, que se expandieron en el Neolítico.
Bentley asegura que «estos resultados, junto con los estudios arqueobotánicos que indican que los primeros agricultores del Neolítico tenían un sistema de tenencia de la tierra, sugieren que los orígenes de las disparidades de acceso a la tierra se remontan a una primera parte de la era neolítica, en lugar de a la prehistoria tardía, cuando las transferencias de la desigualdad intergeneracional y la riqueza eran más evidentes».
Los investigadores concluyen que «la era neolítica introdujo los bienes hereditarios (tierra y ganado) en Europa, y la desigualdad de la riqueza se puso en marcha cuando esto sucedió y, a partir de entonces, no hubo vuelta atrás: durante la Edad del Bronce, la Edad de Hierro y la era industrial la desigualdad aumentó -pero las ‘semillas’ de la desigualdad se sembraron en el Neolítico».
Referencia
Explicación:
resumen
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico, según ha descubierto una investigación que ha encontrado evidencias de que los agricultores enterrados con herramientas hace más de 7.000 años tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas. El estudio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico, según ha descubierto una investigación que ha encontrado evidencias de que los agricultores enterrados con herramientas hace más de 7.000 años tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas. El estudio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico
Las desigualdades sociales comenzaron hace más de 7.000 años, en el principio de la era neolítica, según se desprende de una investigación de la que informa en un comunicado la Universidad de Bristol.
El Neolítico es uno de los periodos en los que se considera dividida la Edad de Piedra. Es la etapa prehistórica que se desarrolla desde el año 7000 a.C. hasta aproximadamente el año 3000 a.C.. Durante ese periodo, el hombre se hace sedentario y crea técnicas para el cultivo de los suelos y la domesticación de animales.
Los resultados de esta investigación se han publicado en PNAS, donde se explica que estos investigadores han encontrado evidencias de que los agricultores que fueron enterrados con herramientas tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas.
Mediante el estudio de más de 300 esqueletos humanos en Europa central, el profesor Alex Bentley, y un equipo internacional de científicos, financiados por el británico Arts and Humanities Research Council, han descubierto así marcadas diferencias en el acceso de la tierra entre los primeros agricultores del neolítico.
El análisis de isótopos de estroncio de los esqueletos, que proporciona indicaciones sobre su lugar de origen, indicó que los hombres del Neolítico enterrados con diferentes azuelas de piedra (herramientas utilizadas para trabajar la madera), mostraban trazas de isótopos menos variables que los hombres enterrados sin azuelas. Esto sugiere que los enterrados con azuelas tuvieron acceso a más -y probablemente mejor- tierra, de los enterrados sin herramientas.
Bentley, de la Universidad de Bristol, explica en el citado comunicado que «los hombres enterrados con azuelas parecen haber vivido en suelo fértil y productivo, favorecido por los primeros agricultores, lo cual indica que disfrutaron de un acceso consistente a las mejores zonas agrícolas».
El análisis de isótopos de estroncio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos. Esta es una fuerte indicación de la patrilocalidad o patrón de residencia posnupcial, una categoría analítica de la antropología que permite describir la norma fijada por una sociedad dada para la ubicación espacial de una nueva unidad familiar producida ya por el matrimonio —en las sociedades donde existe—, o bien, por el nacimiento de una nueva generación. El patrón de residencia obedece, entre otras cuestiones, a las normas sociales de definición de la descendencia y a las condiciones económicas del grupo.
Otras evidencias arqueológicas
Esta nueva evidencia de los esqueletos es consistente con otras evidencias arqueológicas, genéticas, antropológicas y lingüísticas. Los resultados tienen implicaciones para el modelado de la forma genética de las poblaciones humanas, que se expandieron en el Neolítico.
Bentley asegura que «estos resultados, junto con los estudios arqueobotánicos que indican que los primeros agricultores del Neolítico tenían un sistema de tenencia de la tierra, sugieren que los orígenes de las disparidades de acceso a la tierra se remontan a una primera parte de la era neolítica, en lugar de a la prehistoria tardía, cuando las transferencias de la desigualdad intergeneracional y la riqueza eran más evidentes».
Los investigadores concluyen que «la era neolítica introdujo los bienes hereditarios (tierra y ganado) en Europa, y la desigualdad de la riqueza se puso en marcha cuando esto sucedió y, a partir de entonces, no hubo vuelta atrás: durante la Edad del Bronce, la Edad de Hierro y la era industrial la desigualdad aumentó -pero las ‘semillas’ de la desigualdad se sembraron en el Neolítico».
Explicación:
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico, según ha descubierto una investigación que ha encontrado evidencias de que los agricultores enterrados con herramientas hace más de 7.000 años tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas. El estudio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos
Respuesta:
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico, según ha descubierto una investigación que ha encontrado evidencias de que los agricultores enterrados con herramientas hace más de 7.000 años tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas. El estudio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico
Las desigualdades sociales comenzaron hace más de 7.000 años, en el principio de la era neolítica, según se desprende de una investigación de la que informa en un comunicado la Universidad de Bristol.
El Neolítico es uno de los periodos en los que se considera dividida la Edad de Piedra. Es la etapa prehistórica que se desarrolla desde el año 7000 a.C. hasta aproximadamente el año 3000 a.C.. Durante ese periodo, el hombre se hace sedentario y crea técnicas para el cultivo de los suelos y la domesticación de animales.
Los resultados de esta investigación se han publicado en PNAS, donde se explica que estos investigadores han encontrado evidencias de que los agricultores que fueron enterrados con herramientas tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas.
Mediante el estudio de más de 300 esqueletos humanos en Europa central, el profesor Alex Bentley, y un equipo internacional de científicos, financiados por el británico Arts and Humanities Research Council, han descubierto así marcadas diferencias en el acceso de la tierra entre los primeros agricultores del neolítico.
El análisis de isótopos de estroncio de los esqueletos, que proporciona indicaciones sobre su lugar de origen, indicó que los hombres del Neolítico enterrados con diferentes azuelas de piedra (herramientas utilizadas para trabajar la madera), mostraban trazas de isótopos menos variables que los hombres enterrados sin azuelas. Esto sugiere que los enterrados con azuelas tuvieron acceso a más -y probablemente mejor- tierra, de los enterrados sin herramientas.
Bentley, de la Universidad de Bristol, explica en el citado comunicado que «los hombres enterrados con azuelas parecen haber vivido en suelo fértil y productivo, favorecido por los primeros agricultores, lo cual indica que disfrutaron de un acceso consistente a las mejores zonas agrícolas».
El análisis de isótopos de estroncio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos. Esta es una fuerte indicación de la patrilocalidad o patrón de residencia posnupcial, una categoría analítica de la antropología que permite describir la norma fijada por una sociedad dada para la ubicación espacial de una nueva unidad familiar producida ya por el matrimonio —en las sociedades donde existe—, o bien, por el nacimiento de una nueva generación. El patrón de residencia obedece, entre otras cuestiones, a las normas sociales de definición de la descendencia y a las condiciones económicas del grupo.
Otras evidencias arqueológicas
Esta nueva evidencia de los esqueletos es consistente con otras evidencias arqueológicas, genéticas, antropológicas y lingüísticas. Los resultados tienen implicaciones para el modelado de la forma genética de las poblaciones humanas, que se expandieron en el Neolítico.
Bentley asegura que «estos resultados, junto con los estudios arqueobotánicos que indican que los primeros agricultores del Neolítico tenían un sistema de tenencia de la tierra, sugieren que los orígenes de las disparidades de acceso a la tierra se remontan a una primera parte de la era neolítica, en lugar de a la prehistoria tardía, cuando las transferencias de la desigualdad intergeneracional y la riqueza eran más evidentes».
Los investigadores concluyen que «la era neolítica introdujo los bienes hereditarios (tierra y ganado) en Europa, y la desigualdad de la riqueza se puso en marcha cuando esto sucedió y, a partir de entonces, no hubo vuelta atrás: durante la Edad del Bronce, la Edad de Hierro y la era industrial la desigualdad aumentó -pero las ‘semillas’ de la desigualdad se sembraron en el Neolítico».
Referencia
Explicación:
resumen
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico, según ha descubierto una investigación que ha encontrado evidencias de que los agricultores enterrados con herramientas hace más de 7.000 años tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas. El estudio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos
Respuesta:
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico, según ha descubierto una investigación que ha encontrado evidencias de que los agricultores enterrados con herramientas hace más de 7.000 años tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas. El estudio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico
Las desigualdades sociales comenzaron hace más de 7.000 años, en el principio de la era neolítica, según se desprende de una investigación de la que informa en un comunicado la Universidad de Bristol.
El Neolítico es uno de los periodos en los que se considera dividida la Edad de Piedra. Es la etapa prehistórica que se desarrolla desde el año 7000 a.C. hasta aproximadamente el año 3000 a.C.. Durante ese periodo, el hombre se hace sedentario y crea técnicas para el cultivo de los suelos y la domesticación de animales.
Los resultados de esta investigación se han publicado en PNAS, donde se explica que estos investigadores han encontrado evidencias de que los agricultores que fueron enterrados con herramientas tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas.
Mediante el estudio de más de 300 esqueletos humanos en Europa central, el profesor Alex Bentley, y un equipo internacional de científicos, financiados por el británico Arts and Humanities Research Council, han descubierto así marcadas diferencias en el acceso de la tierra entre los primeros agricultores del neolítico.
El análisis de isótopos de estroncio de los esqueletos, que proporciona indicaciones sobre su lugar de origen, indicó que los hombres del Neolítico enterrados con diferentes azuelas de piedra (herramientas utilizadas para trabajar la madera), mostraban trazas de isótopos menos variables que los hombres enterrados sin azuelas. Esto sugiere que los enterrados con azuelas tuvieron acceso a más -y probablemente mejor- tierra, de los enterrados sin herramientas.
Bentley, de la Universidad de Bristol, explica en el citado comunicado que «los hombres enterrados con azuelas parecen haber vivido en suelo fértil y productivo, favorecido por los primeros agricultores, lo cual indica que disfrutaron de un acceso consistente a las mejores zonas agrícolas».
El análisis de isótopos de estroncio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos. Esta es una fuerte indicación de la patrilocalidad o patrón de residencia posnupcial, una categoría analítica de la antropología que permite describir la norma fijada por una sociedad dada para la ubicación espacial de una nueva unidad familiar producida ya por el matrimonio —en las sociedades donde existe—, o bien, por el nacimiento de una nueva generación. El patrón de residencia obedece, entre otras cuestiones, a las normas sociales de definición de la descendencia y a las condiciones económicas del grupo.
Otras evidencias arqueológicas
Esta nueva evidencia de los esqueletos es consistente con otras evidencias arqueológicas, genéticas, antropológicas y lingüísticas. Los resultados tienen implicaciones para el modelado de la forma genética de las poblaciones humanas, que se expandieron en el Neolítico.
Bentley asegura que «estos resultados, junto con los estudios arqueobotánicos que indican que los primeros agricultores del Neolítico tenían un sistema de tenencia de la tierra, sugieren que los orígenes de las disparidades de acceso a la tierra se remontan a una primera parte de la era neolítica, en lugar de a la prehistoria tardía, cuando las transferencias de la desigualdad intergeneracional y la riqueza eran más evidentes».
Los investigadores concluyen que «la era neolítica introdujo los bienes hereditarios (tierra y ganado) en Europa, y la desigualdad de la riqueza se puso en marcha cuando esto sucedió y, a partir de entonces, no hubo vuelta atrás: durante la Edad del Bronce, la Edad de Hierro y la era industrial la desigualdad aumentó -pero las ‘semillas’ de la desigualdad se sembraron en el Neolítico».
Explicación:
Las desigualdades sociales se remontan al neolítico, según ha descubierto una investigación que ha encontrado evidencias de que los agricultores enterrados con herramientas hace más de 7.000 años tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas. El estudio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos