El llamado proceso de “conquista” de las Américas fue muy violento y sangriento. Las famosas denuncias de Fray Bartolomé de las Casas
(1552) ante los Reyes Católicos no lograron detener la masacre pero nos
permiten vislumbrar el horror de la hecatombe. Desde el primer momento en que los blancos pisaron el suelo americano, vieron con despecho a los nativos. Nosotros heredamos un complejo de inferioridad
pues lo autóctono y lo indígena siempre fueron considerados por los
invasores como inferiores a lo europeo. Después de diezmar las poblaciones indígenas, trajeron esclavos negros para continuar con la explotación de las minas y las tierras. Condiciones de esclavitud y explotación
desenfrenada solamente se atenuaron con el proceso de independencia,
pero aunque la esclavitud fue abolida legalmente, el abuso y la inequidad nunca se remediaron. Heredamos una jerarquía social que siempre
benefició a los terratenientes, a la iglesia, a los políticos y otros grupos
privilegiados, defendidos por un aparato militar usado para reprimir
cualquier intento de cambio. La gran tragedia de Latinoamérica ha sido
esta herencia de injusticia social, clasismo y racismo.
Hopenhayn y Bello (2001) recalcan cómo esta historia de e
Respuesta:
El llamado proceso de “conquista” de las Américas fue muy violento y sangriento. Las famosas denuncias de Fray Bartolomé de las Casas
(1552) ante los Reyes Católicos no lograron detener la masacre pero nos
permiten vislumbrar el horror de la hecatombe. Desde el primer momento en que los blancos pisaron el suelo americano, vieron con despecho a los nativos. Nosotros heredamos un complejo de inferioridad
pues lo autóctono y lo indígena siempre fueron considerados por los
invasores como inferiores a lo europeo. Después de diezmar las poblaciones indígenas, trajeron esclavos negros para continuar con la explotación de las minas y las tierras. Condiciones de esclavitud y explotación
desenfrenada solamente se atenuaron con el proceso de independencia,
pero aunque la esclavitud fue abolida legalmente, el abuso y la inequidad nunca se remediaron. Heredamos una jerarquía social que siempre
benefició a los terratenientes, a la iglesia, a los políticos y otros grupos
privilegiados, defendidos por un aparato militar usado para reprimir
cualquier intento de cambio. La gran tragedia de Latinoamérica ha sido
esta herencia de injusticia social, clasismo y racismo.
Hopenhayn y Bello (2001) recalcan cómo esta historia de e
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