La realidad sensible para Platón es el ejemplo más célebre de un mundo en que todo lo que se percibe y conoce son apariencias, es decir, engaños o ilusiones. Existen sin embargo otras situaciones en las que la apariencia misma lo es todo, es decir, es ella misma la realidad, pues detrás de ella no hay nada.
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La realidad sensible para Platón es el ejemplo más célebre de un mundo en que todo lo que se percibe y conoce son apariencias, es decir, engaños o ilusiones. Existen sin embargo otras situaciones en las que la apariencia misma lo es todo, es decir, es ella misma la realidad, pues detrás de ella no hay nada.