Un estímulo percibido como amenaza desencadena esta respuesta en la amígdala, que activa las áreas del cerebro implicadas en la preparación de las funciones motoras involucradas en la lucha o en la huida, al tiempo que libera hormonas del estrés y activa el sistema nervioso simpático.
El miedo es una respuesta que activa nuestro cerebro ante una posible amenaza. Esta origina cambios en la fisiología, los pensamientos y la conducta.
Hasta hace poco, el estudio de las bases neurobiológicas del miedo se habían centrado en la amígdala, una pequeña estructura alojada en el sistema límbico.
Pero diversas áreas cerebrales participan en la emoción del miedo, entre ellas, la ínsula, la corteza cingulada anterior dorsal y la corteza prefrontal dorsolateral.
Los científicos solemos llamar «miedo» a un sistema de alarma que nuestro cerebro activa cuando detecta una posible amenaza. Se trata de una respuesta útil y adaptativa que conlleva cambios en la fisiología, los pensamientos y el comportamiento. Pero ¿Dónde se origina el miedo?
En los últimos años, el estudio de las bases neurobiológicas del miedo se ha centrado en una región cerebral concreta: la amígdala, una pequeña estructura alojada en el seno del sistema límbico
Esta área desempeña un papel clave en la búsqueda y detección de señales de peligro. Se podría decir que trabaja de forma análoga a un detector de humo: permanece inactiva hasta que el más mínimo estímulo amenazante la pone en marcha.
Si no tuviéramos amígdala, probablemente no sentiríamos miedo, como les sucede a las personas que sufren la enfermedad de Urbach-Wiethe, una patología genética poco frecuente que produce una calcificación lenta de la amígdala.
Respuesta:
Un estímulo percibido como amenaza desencadena esta respuesta en la amígdala, que activa las áreas del cerebro implicadas en la preparación de las funciones motoras involucradas en la lucha o en la huida, al tiempo que libera hormonas del estrés y activa el sistema nervioso simpático.
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El miedo es una respuesta que activa nuestro cerebro ante una posible amenaza. Esta origina cambios en la fisiología, los pensamientos y la conducta.
Hasta hace poco, el estudio de las bases neurobiológicas del miedo se habían centrado en la amígdala, una pequeña estructura alojada en el sistema límbico.
Pero diversas áreas cerebrales participan en la emoción del miedo, entre ellas, la ínsula, la corteza cingulada anterior dorsal y la corteza prefrontal dorsolateral.
Los científicos solemos llamar «miedo» a un sistema de alarma que nuestro cerebro activa cuando detecta una posible amenaza. Se trata de una respuesta útil y adaptativa que conlleva cambios en la fisiología, los pensamientos y el comportamiento. Pero ¿Dónde se origina el miedo?
En los últimos años, el estudio de las bases neurobiológicas del miedo se ha centrado en una región cerebral concreta: la amígdala, una pequeña estructura alojada en el seno del sistema límbico
Esta área desempeña un papel clave en la búsqueda y detección de señales de peligro. Se podría decir que trabaja de forma análoga a un detector de humo: permanece inactiva hasta que el más mínimo estímulo amenazante la pone en marcha.
Si no tuviéramos amígdala, probablemente no sentiríamos miedo, como les sucede a las personas que sufren la enfermedad de Urbach-Wiethe, una patología genética poco frecuente que produce una calcificación lenta de la amígdala.
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Espero te halla ayudado