Se sabe que el estrés o la dieta puede llevar a espacios de estreñimiento, momentos más o menos largos donde no puedes acudir al baño porque, básicamente, no saldrá nada sólido de ahí. Afortunadamente, en muchas ocasiones se puede arreglar con remedios “caseros”, como el café, o con la ingesta de cierta cantidad de fibras.
Pero cuando esos espacios sin ir al baño se convierten en norma y dejas de defecar por completo, las cosas se pueden poner realmente feas. En esencia, la caca es la manera en que tu cuerpo se deshace de los alimentos no digeridos o no digeribles junto a otros desechos que produces.
Después de que la sustancia viaje a través de tu intestino delgado y grueso, termina en el recto, que se estira y envía una señal a tu cerebro, aquella donde sabemos que es el momento de ir al baño. Sin embargo, a veces las cosas no suceden como la naturaleza pretende, y es ahí donde entra el estreñimiento.
¿Por qué? La causa en este caso puede ser por cualquier cosa, quizás porque lo hemos “mantenido” demasiado tiempo dentro, o incluso por la falta de ejercicio. Algunas enfermedades también pueden hacer que tus intestinos luchen contra la caca. El Parkinson o las enfermedades inflamatorias del intestino, por ejemplo, pueden evitar que los músculos y los nervios del colon funcionen correctamente, por lo que no pueden pasar las heces.
Image: SketchPort
Llegados a los casos más severos, esto puede causar lo que se conoce como megacolon, cuyo nombre ya nos advierte de la magnitud del problema. Básicamente, se trata un colon anormalmente grande o hinchado, uno que puede crear una especie de copia de seguridad fecal. Independientemente de lo que lo cause, no te espera nada bueno cuando tus heces se quedan atascadas en el cuerpo.
Cuando la caca se queda colgada en el colon, se absorbe cada vez más agua. Eso lo hace todo más complicado, lo que a su vez hace que sea más difícil para tu cuerpo expulsarla. Peor aún, cuando lo intentas debes presionar con más fuerza. Una terrible tensión que puede causar hemorroides, en esencia, venas inflamadas en el recto, o incluso fisuras anales, que son como pequeñas lágrimas en el revestimiento del ano.
El apocalipsis ha llegado en ese momento.
A partir de cierto tiempo sin acudir al baño, tu caca se transforma y se vuelve demasiado dura y seca, pudiendo causar también algo llamado retención fecal: sí, una masa endurecida de heces que no se puede mover del lugar donde se ha detenido de ninguna de las maneras. Dichas masas pueden causar náuseas y úlceras, y presionar sobre tu vejiga de tal manera que comienzas a tener incontinencia urinaria.
Image: Flickr
Incluso pueden causar que el colon perfore o se rompa, lo que obviamente es peligroso para la vida y requiere de una complicada cirugía. Y es que una retención fecal severa puede hacer que los intestinos se contraigan en reverso. ¿Cómo? En un esfuerzo por hacer que las cosas se muevan, se contraen y se relajan, lo que lamentablemente puede enviar de regreso tu “contenido” en la dirección incorrecta.
De ser así, el líquido del intestino delgado regresa al estómago y causa otra enfermedad cuyo nombre ya produce escalofríos: vómitos fecales (y que cada uno saque sus propias conclusiones).
Dicho esto, afortunadamente las retenciones fecales se pueden combatir con laxantes o manualmente con la ayuda de un médico. Si alguien tiene estreñimiento crónico o desarrolla retenciones fecales, sus músculos intestinales también pueden debilitarse con el tiempo, lo que hace más difícil regular el proceso de defecación por sí solos.
Se sabe que el estrés o la dieta puede llevar a espacios de estreñimiento, momentos más o menos largos donde no puedes acudir al baño porque, básicamente, no saldrá nada sólido de ahí. Afortunadamente, en muchas ocasiones se puede arreglar con remedios “caseros”, como el café, o con la ingesta de cierta cantidad de fibras.
Pero cuando esos espacios sin ir al baño se convierten en norma y dejas de defecar por completo, las cosas se pueden poner realmente feas. En esencia, la caca es la manera en que tu cuerpo se deshace de los alimentos no digeridos o no digeribles junto a otros desechos que produces.
Después de que la sustancia viaje a través de tu intestino delgado y grueso, termina en el recto, que se estira y envía una señal a tu cerebro, aquella donde sabemos que es el momento de ir al baño. Sin embargo, a veces las cosas no suceden como la naturaleza pretende, y es ahí donde entra el estreñimiento.
¿Por qué? La causa en este caso puede ser por cualquier cosa, quizás porque lo hemos “mantenido” demasiado tiempo dentro, o incluso por la falta de ejercicio. Algunas enfermedades también pueden hacer que tus intestinos luchen contra la caca. El Parkinson o las enfermedades inflamatorias del intestino, por ejemplo, pueden evitar que los músculos y los nervios del colon funcionen correctamente, por lo que no pueden pasar las heces.
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Llegados a los casos más severos, esto puede causar lo que se conoce como megacolon, cuyo nombre ya nos advierte de la magnitud del problema. Básicamente, se trata un colon anormalmente grande o hinchado, uno que puede crear una especie de copia de seguridad fecal. Independientemente de lo que lo cause, no te espera nada bueno cuando tus heces se quedan atascadas en el cuerpo.
Cuando la caca se queda colgada en el colon, se absorbe cada vez más agua. Eso lo hace todo más complicado, lo que a su vez hace que sea más difícil para tu cuerpo expulsarla. Peor aún, cuando lo intentas debes presionar con más fuerza. Una terrible tensión que puede causar hemorroides, en esencia, venas inflamadas en el recto, o incluso fisuras anales, que son como pequeñas lágrimas en el revestimiento del ano.
El apocalipsis ha llegado en ese momento.
A partir de cierto tiempo sin acudir al baño, tu caca se transforma y se vuelve demasiado dura y seca, pudiendo causar también algo llamado retención fecal: sí, una masa endurecida de heces que no se puede mover del lugar donde se ha detenido de ninguna de las maneras. Dichas masas pueden causar náuseas y úlceras, y presionar sobre tu vejiga de tal manera que comienzas a tener incontinencia urinaria.
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Incluso pueden causar que el colon perfore o se rompa, lo que obviamente es peligroso para la vida y requiere de una complicada cirugía. Y es que una retención fecal severa puede hacer que los intestinos se contraigan en reverso. ¿Cómo? En un esfuerzo por hacer que las cosas se muevan, se contraen y se relajan, lo que lamentablemente puede enviar de regreso tu “contenido” en la dirección incorrecta.
De ser así, el líquido del intestino delgado regresa al estómago y causa otra enfermedad cuyo nombre ya produce escalofríos: vómitos fecales (y que cada uno saque sus propias conclusiones).
Dicho esto, afortunadamente las retenciones fecales se pueden combatir con laxantes o manualmente con la ayuda de un médico. Si alguien tiene estreñimiento crónico o desarrolla retenciones fecales, sus músculos intestinales también pueden debilitarse con el tiempo, lo que hace más difícil regular el proceso de defecación por sí solos.