Las semillas son los órganos de diseminación de los vegetales. Cada simiente contiene el embrión de la futura planta, sustancias de reserva y una o más cubiertas protectoras. Las semillas se forman después de que se produzca la fecundación en las flores y estas se transformen para dar origen a los frutos. Se denomina diáspora a la unidad funcional de diseminación, sean cuales sean las partes que la integren: una o más semillas, bien acompañadas del fruto (o de una parte de él), o bien unidas a otras estructuras de las flores o inflorescencias.
Existe una gran diversidad morfológica en lo que se refiere a las diásporas, tanto en el tamaño como en la forma y ornamentación de sus cubiertas. Las más pequeñas son las de las orquídeas, con simientes ligeras como partículas de polvo; en el otro extremo hallamos las de algunas palmeras, que pueden pesar hasta 25 kilogramos. Además, una gran variedad de complementos proporcionan ingeniosos mecanismos para desplazar las diásporas a distancias que pueden llegar a ser kilométricas. Especies no relacionadas filogenéticamente pueden presentar la misma estrategia de dispersión, por lo que estas adaptaciones se interpretan como una convergencia evolutiva.
Las semillas son los órganos de diseminación de los vegetales. Cada simiente contiene el embrión de la futura planta, sustancias de reserva y una o más cubiertas protectoras. Las semillas se forman después de que se produzca la fecundación en las flores y estas se transformen para dar origen a los frutos. Se denomina diáspora a la unidad funcional de diseminación, sean cuales sean las partes que la integren: una o más semillas, bien acompañadas del fruto (o de una parte de él), o bien unidas a otras estructuras de las flores o inflorescencias.
Existe una gran diversidad morfológica en lo que se refiere a las diásporas, tanto en el tamaño como en la forma y ornamentación de sus cubiertas. Las más pequeñas son las de las orquídeas, con simientes ligeras como partículas de polvo; en el otro extremo hallamos las de algunas palmeras, que pueden pesar hasta 25 kilogramos. Además, una gran variedad de complementos proporcionan ingeniosos mecanismos para desplazar las diásporas a distancias que pueden llegar a ser kilométricas. Especies no relacionadas filogenéticamente pueden presentar la misma estrategia de dispersión, por lo que estas adaptaciones se interpretan como una convergencia evolutiva.