Dédalo era un gran inventor. Por eso, el rey de Creta le encargó unos cuantos trabajos. Entre ellos, unas estatuas maravillosas que podían hablar y moverse. El rey estaba tan contento con los trabajos de Dédalo que lo invitó a quedarse a vivir en la isla y así poder continuar haciendo inventos.
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Dédalo era un gran inventor. Por eso, el rey de Creta le encargó unos cuantos trabajos. Entre ellos, unas estatuas maravillosas que podían hablar y moverse. El rey estaba tan contento con los trabajos de Dédalo que lo invitó a quedarse a vivir en la isla y así poder continuar haciendo inventos.
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