El agente ejecutivo de la búsqueda del "provecho y el poder" de la Corona de los Borbones fue José de Gálvez, jurista de Málaga, quien primero como visitador generai de la Nueva España en 1765-1771 y luego como ministro de Indias, 1776-1787, llevó adelante un programa de reforma destinado a revitalizar tanto al gobierno como la economía del Imperio americano. La medida más notable fue el establecimiento, en 1776, de un nuevo virreinato, con su capital en Buenos Aires, que cubría la vasta región hoy ocupada por Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. El resultado fue un dramático cambio del equilibrio geopolítico del continente, pues el sometimiento del Alto Perú a Buenos Aires significaba que Lima sufría una grave pérdida de categoría, y este golpe vino a combinarse con la apertura de rutas comerciales en torno del cabo de Hornos, que privaba al Callao de su función de depósito. En otro lugar se había creado un virreinato, en la Nueva Granada en 1739, para asegurar la defensa de Cartagena, y en 1776 un capitán general fue nombrado para gobernar Venezuela, con su capital en Caracas. Estos cambios de jurisdicción fueron acompañados por la introducción de una nueva burocracia fiscal y el establecimiento de pequeños ejércitos permanentes y de extensas fuerzas milicianas, virtualmente en todas las principales provincias del Imperio. Para tomar el ejemplo más destacado, en México las tropas regulares todas reclutadas en el lugar, llegaron a contar con cerca de 10 000 hombres, apoyados por regimientos de miliciaños de más de doble de tal número. En
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El agente ejecutivo de la búsqueda del "provecho y el poder" de la Corona de los Borbones fue José de Gálvez, jurista de Málaga, quien primero como visitador generai de la Nueva España en 1765-1771 y luego como ministro de Indias, 1776-1787, llevó adelante un programa de reforma destinado a revitalizar tanto al gobierno como la economía del Imperio americano. La medida más notable fue el establecimiento, en 1776, de un nuevo virreinato, con su capital en Buenos Aires, que cubría la vasta región hoy ocupada por Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. El resultado fue un dramático cambio del equilibrio geopolítico del continente, pues el sometimiento del Alto Perú a Buenos Aires significaba que Lima sufría una grave pérdida de categoría, y este golpe vino a combinarse con la apertura de rutas comerciales en torno del cabo de Hornos, que privaba al Callao de su función de depósito. En otro lugar se había creado un virreinato, en la Nueva Granada en 1739, para asegurar la defensa de Cartagena, y en 1776 un capitán general fue nombrado para gobernar Venezuela, con su capital en Caracas. Estos cambios de jurisdicción fueron acompañados por la introducción de una nueva burocracia fiscal y el establecimiento de pequeños ejércitos permanentes y de extensas fuerzas milicianas, virtualmente en todas las principales provincias del Imperio. Para tomar el ejemplo más destacado, en México las tropas regulares todas reclutadas en el lugar, llegaron a contar con cerca de 10 000 hombres, apoyados por regimientos de miliciaños de más de doble de tal número. En