La magen de Dios (en hebreo: צֶלֶם אֱלֹהִים, romanizado: Tzelem Elohim; en latín: Imago Dei) es un concepto y una doctrina teológica en el judaísmo, cristianismo y el islam (sufismo), que señala que los seres humanos son creados a imagen y semejanza de Dios, interpretándose de diferente maneras, desde una alegoría hasta de forma literal.
La creación de Adán, de Miguel Ángel (1511).
En la tradición judía, eruditos como Filón de Alejandría y Saadia Gaon argumentaron que ser creado a imagen de Dios no significa que Dios posea rasgos similares a los humanos, sino que la declaración es un lenguaje figurado para Dios que otorga un honor especial a la humanidad, que no confirió al resto de la creación. Del mismo modo, Maimónides argumenta que es la conciencia y la capacidad de hablar la «imagen de Dios»; ambas facultades que diferencian a la humanidad de los animales y le permiten al hombre comprender conceptos e ideas que no son meramente instintivos.
En el pensamiento cristiano, la imagen de Dios que estaba presente en Adán en la creación se perdió parcialmente con la caída del hombre y que, a través del sacrificio expiatorio de Jesús en la cruz, los seres humanos pueden reunirse con Dios. Los escritores cristianos (como Tomás de Aquino) han señalado que a pesar de que la imagen de Dios se perdió parcialmente, cada persona tiene un valor fundamental independientemente de su clase, raza, género o discapacidad.
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La magen de Dios (en hebreo: צֶלֶם אֱלֹהִים, romanizado: Tzelem Elohim; en latín: Imago Dei) es un concepto y una doctrina teológica en el judaísmo, cristianismo y el islam (sufismo), que señala que los seres humanos son creados a imagen y semejanza de Dios, interpretándose de diferente maneras, desde una alegoría hasta de forma literal.
La creación de Adán, de Miguel Ángel (1511).
En la tradición judía, eruditos como Filón de Alejandría y Saadia Gaon argumentaron que ser creado a imagen de Dios no significa que Dios posea rasgos similares a los humanos, sino que la declaración es un lenguaje figurado para Dios que otorga un honor especial a la humanidad, que no confirió al resto de la creación. Del mismo modo, Maimónides argumenta que es la conciencia y la capacidad de hablar la «imagen de Dios»; ambas facultades que diferencian a la humanidad de los animales y le permiten al hombre comprender conceptos e ideas que no son meramente instintivos.
En el pensamiento cristiano, la imagen de Dios que estaba presente en Adán en la creación se perdió parcialmente con la caída del hombre y que, a través del sacrificio expiatorio de Jesús en la cruz, los seres humanos pueden reunirse con Dios. Los escritores cristianos (como Tomás de Aquino) han señalado que a pesar de que la imagen de Dios se perdió parcialmente, cada persona tiene un valor fundamental independientemente de su clase, raza, género o discapacidad.