Respuesta: El mundo que imaginamos es una gran mentira. El mundo literalmente, físico, el que tenemos en nuestras cabezas con sus mares, continentes, con sus océanos. Ese dibujo con el que aprendimos en la escuela a colocar países, ríos y cordilleras responde a la representación de Gerardus Mercator, un matemático y cartógrafo flamenco nacido hace exactamente 503 años, y supone solo una de las cerca de 400 proyecciones inexactas sobre nuestro planeta.
La de Gerardus Mercator es sin embargo la más extendida. Sitúa en el centro de la diana al viejo continente europeo. Grande y dominante. Que limita al este con Asia, al sur con África y al oeste con América. No es difícil imaginar, sin embargo, que Europa no es el ombligo del mundo, que cada zona geográfica acostumbra a girar el globo terráqueo a su antojo para ubicarse en primer plano. Pero, ¿y si además de un problema de brújula existiese un disparidad de opiniones en cuanto a tamaños?
En el mapamundi de Gerardus Mercator el territorio europeo presume de un tamaño mayor que Sudamérica, pero la realidad es otra. El flamenco no quiso engañar deliberadamente al mundo, simplemente erró en las dimensiones al intentar plasmar un planeta esférico en una superficie plana, el gran reto, todavía sin resolver desde el siglo XVI, de los cartógrafos. Acertó con la forma de los continentes, pero no con los tamaños. Su proyección, presentada en 1569, estaba orientada a la navegación marítima, al representar las líneas de navegación constante con segmentos rectos. Sin embargo, su particular y distorsionada visión del mundo comenzó a instalarse poco a poco en el subconsciente colectivo, convirtiéndose en un inamovible dogma geográfico.
Lo que hace la proyección de Gerardus Mercator es tratar a la Tierra como un globo hinchable que se introduce dentro de un cilindro y se hincha en su interior. Imaginen que al ocupar todo su volúmen quedase el mapa impreso, calcado, en su superficie. Si ese cilindro se cortase -a lo largo- y se desplegase, el resultado sería el mapamundi que todos nos imaginamos: una representación que exagera el tamaño de las zonas más alejadas del ecuador.
De esta forma, el mapa de Gerardus Mercator pinta a Groenlandia del mismo tamaño que África, cuando África es catorce veces mayor que la isla. Alaska tampoco es similar a Brasil; este le gana cinco veces. Y Europa, nuestra gran Europa, es siete millones de kilómetros cuadrados más pequeña que Sudamérica. Y no, tampoco el hemisferio norte tiene más peso que el sur. La realidad es que el sur ocupa el doble de espacio, unos 100 millones de kilómetros cuadrados.
Explicación: Espero que te sirva si te sirvió coronita
Respuesta: El mundo que imaginamos es una gran mentira. El mundo literalmente, físico, el que tenemos en nuestras cabezas con sus mares, continentes, con sus océanos. Ese dibujo con el que aprendimos en la escuela a colocar países, ríos y cordilleras responde a la representación de Gerardus Mercator, un matemático y cartógrafo flamenco nacido hace exactamente 503 años, y supone solo una de las cerca de 400 proyecciones inexactas sobre nuestro planeta.
La de Gerardus Mercator es sin embargo la más extendida. Sitúa en el centro de la diana al viejo continente europeo. Grande y dominante. Que limita al este con Asia, al sur con África y al oeste con América. No es difícil imaginar, sin embargo, que Europa no es el ombligo del mundo, que cada zona geográfica acostumbra a girar el globo terráqueo a su antojo para ubicarse en primer plano. Pero, ¿y si además de un problema de brújula existiese un disparidad de opiniones en cuanto a tamaños?
En el mapamundi de Gerardus Mercator el territorio europeo presume de un tamaño mayor que Sudamérica, pero la realidad es otra. El flamenco no quiso engañar deliberadamente al mundo, simplemente erró en las dimensiones al intentar plasmar un planeta esférico en una superficie plana, el gran reto, todavía sin resolver desde el siglo XVI, de los cartógrafos. Acertó con la forma de los continentes, pero no con los tamaños. Su proyección, presentada en 1569, estaba orientada a la navegación marítima, al representar las líneas de navegación constante con segmentos rectos. Sin embargo, su particular y distorsionada visión del mundo comenzó a instalarse poco a poco en el subconsciente colectivo, convirtiéndose en un inamovible dogma geográfico.
Lo que hace la proyección de Gerardus Mercator es tratar a la Tierra como un globo hinchable que se introduce dentro de un cilindro y se hincha en su interior. Imaginen que al ocupar todo su volúmen quedase el mapa impreso, calcado, en su superficie. Si ese cilindro se cortase -a lo largo- y se desplegase, el resultado sería el mapamundi que todos nos imaginamos: una representación que exagera el tamaño de las zonas más alejadas del ecuador.
De esta forma, el mapa de Gerardus Mercator pinta a Groenlandia del mismo tamaño que África, cuando África es catorce veces mayor que la isla. Alaska tampoco es similar a Brasil; este le gana cinco veces. Y Europa, nuestra gran Europa, es siete millones de kilómetros cuadrados más pequeña que Sudamérica. Y no, tampoco el hemisferio norte tiene más peso que el sur. La realidad es que el sur ocupa el doble de espacio, unos 100 millones de kilómetros cuadrados.
Explicación: Espero que te sirva si te sirvió coronita