Las promesas centrales de la campaña de López Obrador —acabar con la corrupción, reducir la violencia y abordar la pobreza generalizada de México fueron muy populares entre los votantes, pero acarrean preguntas que él y su nuevo gobierno podrían tener dificultades para responder.
¿Cómo pagará su ambicioso plan de programas sociales sin gastar en exceso y dañar a la economía? ¿Cómo librará a su gobierno de funcionarios corruptos cuando algunos de ellos fueron parte de su campaña? ¿Podrá hacer mella en la violencia inexorable de la guerra contra las drogas, que el año pasado causó más homicidios que las dos décadas anteriores? ¿Y cómo gobernará López Obrador, un político radical con tendencia a menospreciar las críticas en los medios y en todos lados?
Al final, el deseo de un cambio en el país pesó más que cualquiera de las dudas que el candidato pudiera haber inspirado.
“Es tiempo de un cambio, es tiempo de ir con López Obrador y ver qué pasa”, dijo Juan de Dios Rodríguez, un campesino de 70 años del estado de Hidalgo, un bastión tradicional del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ha dominado la política en México durante prácticamente toda su vida
Las promesas centrales de la campaña de López Obrador —acabar con la corrupción, reducir la violencia y abordar la pobreza generalizada de México fueron muy populares entre los votantes, pero acarrean preguntas que él y su nuevo gobierno podrían tener dificultades para responder.
¿Cómo pagará su ambicioso plan de programas sociales sin gastar en exceso y dañar a la economía? ¿Cómo librará a su gobierno de funcionarios corruptos cuando algunos de ellos fueron parte de su campaña? ¿Podrá hacer mella en la violencia inexorable de la guerra contra las drogas, que el año pasado causó más homicidios que las dos décadas anteriores?
¿Y cómo gobernará López Obrador, un político radical con tendencia a menospreciar las críticas en los medios y en todos lados?
Al final, el deseo de un cambio en el país pesó más que cualquiera de las dudas que el candidato pudiera haber inspirado.
“Es tiempo de un cambio, es tiempo de ir con López Obrador y ver qué pasa”, dijo Juan de Dios Rodríguez, un campesino de 70 años del estado de Hidalgo, un bastión tradicional del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ha dominado la política en México durante prácticamente toda su vida