Toma muy en serio su juego y dedica en él grandes afectos. La antítesis del juego no es gravedad, sino realidad. El niño distingue muy bien la realidad del mundo y su juego, a pesar de la carga de afecto con que lo satura, y gusta de apoyar los objetos y circunstancias que imagina en objetos tangibles y visibles del mundo real. Este apoyo es lo que aún diferencia el “jugar” infantil del “fantasear.” (Sigmund Freud)
“El juego, por su propia definición, no tiene ninguna otra finalidad que la alegría y el propio placer de jugar.” (Raimundo Dinello. Fundador de la Federación Latinoamericana de Ludotecas. Fue el que dijo)
“El juego es un sitio donde los sueños prohibido pueden renovarse
eternamente, donde la magia y la omnipotencia pueden ser practicadas
sin daño, donde los deseo traen su propia gratificación.” (S. Fraiberger)
Toma muy en serio su juego y dedica en él grandes afectos. La antítesis del juego no es gravedad, sino realidad. El niño distingue muy bien la realidad del mundo y su juego, a pesar de la carga de afecto con que lo satura, y gusta de apoyar los objetos y circunstancias que imagina en objetos tangibles y visibles del mundo real. Este apoyo es lo que aún diferencia el “jugar” infantil del “fantasear.” (Sigmund Freud)
“El juego, por su propia definición, no tiene ninguna otra finalidad que la alegría y el propio placer de jugar.” (Raimundo Dinello. Fundador de la Federación Latinoamericana de Ludotecas. Fue el que dijo)
“El juego es un sitio donde los sueños prohibido pueden renovarse
eternamente, donde la magia y la omnipotencia pueden ser practicadas
sin daño, donde los deseo traen su propia gratificación.” (S. Fraiberger)