Está a punto de terminar el curso y queremos decirte lo satisfechos que estamos con el trabajo que has hecho con nuestro hijo. Han habido momentos buenos y no tan buenos pero el balance es positivo y queremos agradecértelo con estas palabras. Gracias por tu dedicación y por tu interés a lo largo del año. No ha sido fácil, lo sabemos, pero le has ayudado a madurar y a ser mejor. Recibe un fuerte abrazo de nuestra parte…
Permite que tu hijo se percate de tu agradecimiento y que participe en él. ¡Ser agradecidos es el mejor modo de enseñar a nuestros hijos a serlo! Para ello, anima a tu hijo a escribir a su profesor una breve nota (si es mayor) o a dedicarle un dibujo (si es pequeño). De esta manera, le enseñas a reconocer el trabajo bien hecho y el esfuerzo de otros. Le ayudas a mostrar empatía con los demás, a ponerse en el lugar del otro, pensando cómo se debe sentir. Esta es una de las principales habilidades de la tan en boga Inteligencia Emocional.
Por ejemplo: Carlos, 15 años. Realmente ha conectado con el profesor de matemáticas, uno de los pocos que le ha dejado huella. ¿Por qué no decírselo? Anímalo a que lo haga y supere su timidez. No hay nada vergonzoso en demostrar un sentimiento de gratitud; de hecho, esa humildad le hará más grande.
Está a punto de terminar el curso y queremos decirte lo satisfechos que estamos con el trabajo que has hecho con nuestro hijo. Han habido momentos buenos y no tan buenos pero el balance es positivo y queremos agradecértelo con estas palabras. Gracias por tu dedicación y por tu interés a lo largo del año. No ha sido fácil, lo sabemos, pero le has ayudado a madurar y a ser mejor. Recibe un fuerte abrazo de nuestra parte…
Permite que tu hijo se percate de tu agradecimiento y que participe en él. ¡Ser agradecidos es el mejor modo de enseñar a nuestros hijos a serlo! Para ello, anima a tu hijo a escribir a su profesor una breve nota (si es mayor) o a dedicarle un dibujo (si es pequeño). De esta manera, le enseñas a reconocer el trabajo bien hecho y el esfuerzo de otros. Le ayudas a mostrar empatía con los demás, a ponerse en el lugar del otro, pensando cómo se debe sentir. Esta es una de las principales habilidades de la tan en boga Inteligencia Emocional.
Por ejemplo: Carlos, 15 años. Realmente ha conectado con el profesor de matemáticas, uno de los pocos que le ha dejado huella. ¿Por qué no decírselo? Anímalo a que lo haga y supere su timidez. No hay nada vergonzoso en demostrar un sentimiento de gratitud; de hecho, esa humildad le hará más grande.