En la lejana tierra de Chichisire, había armonía, paz y jubilo, en ella reinaba los reyes Vilian y Zelda, y tenían a su hermosa hija Sabrina. Sabrina era una princesa feliz, creció llena de amor hasta que cumplió 16 años ocurrió un evento inesperado, tuvo un sueño en el que una hada llamada Fye le revelo su futuro:
Fye: Princesa pronto tienes que emprender una nueva aventura, tú eres realmente la reencarnación de una Diosa y tendrás que ir a los cielos, tus padres te han protegido y amado toda tu vida, pero ahora debes emprender este nuevo reto con valentía. No digas nada, solo ármate de valor para partir al amanecer.
La princesa Sabrina estaba muy consternada por lo que se le reveló, toda su vida había sido una princesa llena de lujos y comodidades, ahora tiene que dejar atrás sus comodidades y cumplir con el destino que le fue encomendado.
Sabrina: Padres espero que entiendan lo que siento en mi corazón que es correcto, es hora de que asuma esta responsabilidad y cumpla con lo que se me encomendó, gracias por todo su amor, estaré de vuelta pronto.
Así la princesa se despidió y partió a los cielos montada en su hermoso dragón que la acompañaría, con mucha esperanza y fe para enfrentar nuevos retos y crecer.
En la lejana tierra de Chichisire, había armonía, paz y jubilo, en ella reinaba los reyes Vilian y Zelda, y tenían a su hermosa hija Sabrina. Sabrina era una princesa feliz, creció llena de amor hasta que cumplió 16 años ocurrió un evento inesperado, tuvo un sueño en el que una hada llamada Fye le revelo su futuro:
Fye: Princesa pronto tienes que emprender una nueva aventura, tú eres realmente la reencarnación de una Diosa y tendrás que ir a los cielos, tus padres te han protegido y amado toda tu vida, pero ahora debes emprender este nuevo reto con valentía. No digas nada, solo ármate de valor para partir al amanecer.
La princesa Sabrina estaba muy consternada por lo que se le reveló, toda su vida había sido una princesa llena de lujos y comodidades, ahora tiene que dejar atrás sus comodidades y cumplir con el destino que le fue encomendado.
Sabrina: Padres espero que entiendan lo que siento en mi corazón que es correcto, es hora de que asuma esta responsabilidad y cumpla con lo que se me encomendó, gracias por todo su amor, estaré de vuelta pronto.
Así la princesa se despidió y partió a los cielos montada en su hermoso dragón que la acompañaría, con mucha esperanza y fe para enfrentar nuevos retos y crecer.