-«Puesto que nada quieres dar, Buc, te conviene ayunar.» -«¿Qué dices, caballo? ¿Que ayune? Nunca ayuné de grado. Ciertamente, ya ayuné cuando no tuve qué comer, pues no me atrevía a mostrarme, todo el día escondido, de tal modo estaba perseguido. Mas luego, cuando llegaba la noche, no creas que me quedaba en la cama.» -«Entonces, Buc, ¿no harás bien alguno?» -«Sí que haré: lo menos que pueda. Dame leve penitencia si quieres que la cumpla.» -«Ya que limosna no quieres dar, Buc, ni quieres ayunar, reza entonces oraciones y ruega a Dios de rodillas.» -«Tal cosa, caballo, sí haré. Mas, ¿qué oraciones diré?» -«¿No conoces los Salmos de David?» -«¿Cómo voy a conocerlos si jamás los vi?» -«¿No sabes los Salmos penitenciales?» -«Si los sé, tenme por malvado y falso.» -«¿No sabes el Padrenuestro?» -«Si lo sé, todo cuanto tengo es tuyo.» -«¿No sabes el Ave María?» -«Si lo sé, caballo, muérame de repente.» -«¿No sabes el Creo en Dios?» -«Si lo sé, ahorcados seamos los dos.» -«¿No sabes el Salvum me fac?» -«Si lo sé, arráncame la testa.» -«¿No sabes ninguna oración?» -«No, caballo, ¡y Dios me dé su perdón! » -«¿Cómo has podido vivir así?» -«De pan, de carne y de vino.» -«Bien, pero yo te hablo de rezar a Dios.» -«Caballo, siempre pasé sin ello.» -«¿Y aprendiste algo así?» -«Caballo, ¡tienes el seso de una criatura! El arte que mi padre me enseñó bien lo aprendí, no se me olvidó. Otro arte ni otro saber nunca me preocupé de aprender.» -«Puesto que nada quieres dar, ni te parece bien el ayunar , ni quieres a Dios rezar, ¿qué penitencias harás?» -«Mira lo que he acordado, a fin de lavar mis pecados: Cuando desvalije o robe, dos o tres dineros daré, siempre que el caudal sea tal que a mí no me cause mal; si robo oveja o ternero, daré el despojo, mas no la piel; si robo gallina o capón, las plumas y tripas daré yo; y del pescado daré la escama: no me busques otra solución. No me puedes imponer más penitencia que ésta: con ello te conformarás.» Dijo el caballo: -«Quedo enterado. Desde hoy, entre Dios y tú queda el pacto. Mas no me parece que seas cristiano.» Y dijo Buc: -«Y qué más da? Cristiano o judío, Bernat des Buc soy yo: no me quita el sueño la cuestión. Dios me dé pan, vino y carne y encuentre yo ropa que hurtar.»
(fragmento) Anónimo (finales del s. XIV)
-«Puesto que nada quieres dar,
Buc, te conviene ayunar.»
-«¿Qué dices, caballo? ¿Que ayune?
Nunca ayuné de grado.
Ciertamente, ya ayuné
cuando no tuve qué comer,
pues no me atrevía a mostrarme,
todo el día escondido,
de tal modo estaba perseguido.
Mas luego, cuando llegaba la noche,
no creas que me quedaba en la cama.»
-«Entonces, Buc, ¿no harás bien alguno?»
-«Sí que haré: lo menos que pueda.
Dame leve penitencia
si quieres que la cumpla.»
-«Ya que limosna no quieres dar,
Buc, ni quieres ayunar,
reza entonces oraciones
y ruega a Dios de rodillas.»
-«Tal cosa, caballo, sí haré.
Mas, ¿qué oraciones diré?»
-«¿No conoces los Salmos de David?»
-«¿Cómo voy a conocerlos si jamás los vi?»
-«¿No sabes los Salmos penitenciales?»
-«Si los sé, tenme por malvado y falso.»
-«¿No sabes el Padrenuestro?»
-«Si lo sé, todo cuanto tengo es tuyo.»
-«¿No sabes el Ave María?»
-«Si lo sé, caballo, muérame de repente.»
-«¿No sabes el Creo en Dios?»
-«Si lo sé, ahorcados seamos los dos.»
-«¿No sabes el Salvum me fac?»
-«Si lo sé, arráncame la testa.»
-«¿No sabes ninguna oración?»
-«No, caballo, ¡y Dios me dé su perdón! »
-«¿Cómo has podido vivir así?»
-«De pan, de carne y de vino.»
-«Bien, pero yo te hablo de rezar a Dios.»
-«Caballo, siempre pasé sin ello.»
-«¿Y aprendiste algo así?»
-«Caballo, ¡tienes el seso de una criatura!
El arte que mi padre me enseñó
bien lo aprendí, no se me olvidó.
Otro arte ni otro saber
nunca me preocupé de aprender.»
-«Puesto que nada quieres dar,
ni te parece bien el ayunar ,
ni quieres a Dios rezar,
¿qué penitencias harás?»
-«Mira lo que he acordado,
a fin de lavar mis pecados:
Cuando desvalije o robe,
dos o tres dineros daré,
siempre que el caudal sea tal
que a mí no me cause mal;
si robo oveja o ternero,
daré el despojo, mas no la piel;
si robo gallina o capón,
las plumas y tripas daré yo;
y del pescado daré la escama:
no me busques otra solución.
No me puedes imponer más penitencia
que ésta: con ello te conformarás.»
Dijo el caballo: -«Quedo enterado.
Desde hoy, entre Dios y tú queda el pacto.
Mas no me parece que seas cristiano.»
Y dijo Buc: -«Y qué más da?
Cristiano o judío,
Bernat des Buc soy yo:
no me quita el sueño la cuestión.
Dios me dé pan, vino y carne
y encuentre yo ropa que hurtar.»