faniibachLa Sentencia del Justo Firma Pilatos la que juzga ajena Sentencia, y es la suya. ¡Oh caso fuerte! ¿Quién creerá que firmando ajena muerte el mismo juez en ella se condena?
La ambición de sí tanto le enajena Que con el vil temor ciego no advierte Que carga sobre sí la infausta suerte, Quien al Justo sentencia a injusta pena.
Jueces del mundo, detened la mano, Aún no firméis, mirad si son violencias Las que os pueden mover de odio inhumano;
Examinad primero las conciencias, Mirad no haga el Juez recto y soberano Que en la ajena firméis vuestras sentencias
A una Rosa Rosa divina, que en gentil cultura Eres con tu fragante sutileza Magisterio purpúreo en la belleza, Enseñanza nevada a la hermosura.
Amago de la humana arquitectura, Ejemplo de la vana gentileza, En cuyo ser unió naturaleza La cuna alegre y triste sepultura.
¡Cuán altiva en tu pompa, presumida soberbia, el riesgo de morir desdeñas, y luego desmayada y encogida.
De tu caduco ser das mustias señas! Con que con docta muerte y necia vida, Viviendo engañas y muriendo enseñas.
Ambos son de Sor Juana Inés de la Cruz, espero te sirvan, saludos
Firma Pilatos la que juzga ajena
Sentencia, y es la suya. ¡Oh caso fuerte!
¿Quién creerá que firmando ajena muerte
el mismo juez en ella se condena?
La ambición de sí tanto le enajena
Que con el vil temor ciego no advierte
Que carga sobre sí la infausta suerte,
Quien al Justo sentencia a injusta pena.
Jueces del mundo, detened la mano,
Aún no firméis, mirad si son violencias
Las que os pueden mover de odio inhumano;
Examinad primero las conciencias,
Mirad no haga el Juez recto y soberano
Que en la ajena firméis vuestras sentencias
A una Rosa
Rosa divina, que en gentil cultura
Eres con tu fragante sutileza
Magisterio purpúreo en la belleza,
Enseñanza nevada a la hermosura.
Amago de la humana arquitectura,
Ejemplo de la vana gentileza,
En cuyo ser unió naturaleza
La cuna alegre y triste sepultura.
¡Cuán altiva en tu pompa, presumida
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida.
De tu caduco ser das mustias señas!
Con que con docta muerte y necia vida,
Viviendo engañas y muriendo enseñas.
Ambos son de Sor Juana Inés de la Cruz, espero te sirvan, saludos