16andrea
De lo que sea esta este: OCHO ESTROFAS DE AMOR . Juan José Marín. I A flor del romero decorando pasillos en el cielo guitarra muda que hablas de un amor sincero que quiere arroparte las mañanas.
II Ay que mira soñándote la luna y yo te miro en deseo que para mi solo hay una y no es la flor del romero eres tu enraizándote en mi cielo.
III Cañí la copla de un querer de aceituna piel y vida color de romance que inunda amaneceres en la cara oculta de la luna.
IV Porque te vengo rondando en sangre y fuego delirios de boca y beso que se arriman mis labios en verso para decirte te quiero.
V Roncas las palmas y en ecos de luceros los volantes de tu enagua me van marcando el camino que me lleven a tu pecho.
VI Te espero sin vara ni mimbre que me tiene que llegar la dicha en que la lágrima sea fuente que moje tus manos haciéndose río donde navegué mi nombre.
VII Y al arropo de tus brazos me quede prendido en tus senos y mi corazón salga al acecho a recogerte todos los latidos para hacerte locura de mis sentidos.
VIII Que se queden mis pestañas a rondarte los portales de tus ojos y sin avisar a un sereno me abras para dejarte en el buzón del iris la carta que te diga “Te amo”.
Juan José Marín.
I
A flor del romero
decorando pasillos en el cielo
guitarra muda que hablas
de un amor sincero
que quiere arroparte las mañanas.
II
Ay que mira soñándote la luna
y yo te miro en deseo
que para mi solo hay una
y no es la flor del romero
eres tu enraizándote en mi cielo.
III
Cañí la copla de un querer
de aceituna piel y vida
color de romance que inunda
amaneceres
en la cara oculta de la luna.
IV
Porque te vengo rondando
en sangre y fuego
delirios de boca y beso
que se arriman mis labios en verso
para decirte te quiero.
V
Roncas las palmas
y en ecos de luceros
los volantes de tu enagua
me van marcando el camino
que me lleven a tu pecho.
VI
Te espero sin vara ni mimbre
que me tiene que llegar la dicha
en que la lágrima sea fuente
que moje tus manos
haciéndose río donde navegué mi nombre.
VII
Y al arropo de tus brazos
me quede prendido en tus senos
y mi corazón salga al acecho
a recogerte todos los latidos
para hacerte locura de mis sentidos.
VIII
Que se queden mis pestañas
a rondarte los portales de tus ojos
y sin avisar a un sereno me abras
para dejarte en el buzón del iris
la carta que te diga “Te amo”.