Realizó sus estudios en la Escuela Náutica y participó en las últimas luchas emancipadoras.
Una vez desterrado Diego de Noboa se declaró como Jefe Supremo, lanzando el programa “Guerra a los déspotas, paz a los vecinos fraternidad entre ecuatorianos”. Entre febrero a junio de 1852 se intentó nuevamente una invasión floreana que volvió a fracasar. Urbina formó, buscando el apoyo de los contingentes africanos del Guayas, un Ejército Nacional de negros, los “Tauras”. En su administración expulsó a los jesuitas que llegaron al país en 1851, esto despertó el odio de los conservadores,[cita requerida] acción que lo hizo por la influencia económica, política y social de esta congregación religiosa, a más de congratularse con sus similares de Nueva Granada, López y Obando. También implemento en el país los estudios libres para los estudiantes secundarios y universitarios lo cual produjo un funesto atraso cultural. Sin embargo su administración tuvo luces y es que en su gobierno con el decreto del 25 de julio de 1851 se abole la esclavitud en nuestro país. Murió en Guayaquil el 4 de septiembre de 1891, a los 83 años de edad.
Urbina dominó el período marcista desde su adhesión al triunvirato de 1845 pese a su condición de gobernador de Flores, hasta su apoyo decisivo al presidente Francisco Robles entre 1856 y 1859. Su influjo en los años marcistas fue tridimensional; horizontalmente, arbitrando entre la Sierra y la Costa e inclinándose a la Costa sur; verticalmente, con su preocupación por los estratos marginados; transversalmente, posibilitando el que las generaciones herederas de las bases populares chihuahuas de 1834 se formaran en la generación montonera del alfarismo de 1895. El español Gabriel Femández de Urbina y Olarte, ministro tesorero de las Cajas Reales, viudo, escogió por compañera a Rosa Viteri. De esa unión nació Urbina, en Píllaro. Fue bautizado en Quito y no entrado aún en la adolescencia se marchó a Guayaquil donde el general Juan Illingworth Hunt lo educó.
De guardia marina a los 16 años de edad estuvo en el bloqueo de El Callao, último reducto español en América del Sur. A los 20, ya alférez de Navío, combatió, fue herido y alabado en la batalla de Punta Malpelo contra la invasión peruana del mariscalJosé de La Mar. Unos meses después pasó al Ejército y combatió en Tarqui contra el mismo mariscal. Ascendido a coronel, estuvo en Miñarica junto a Flores y Rocafuerte. Nombrado por éste encargado de Negocios en Bogotá el año 1835, fue cancelado. Flores comentó con sorna el episodio: "¿De dónde sacará tanto orgullo este mocosillo que tan mal se ha conducido en Bogotá?". Urbina, sin embargo, había impresionado bien en esa fría y culta capital. En el período marcista sucedió a Cucalón como secretario del Gobierno Provisional. Ocupó la presidencia de la Cámara de Representantes en la que apoyó el encargo de la presidencia a Ascásubi en 1849.
Realizó sus estudios en la Escuela Náutica y participó en las últimas luchas emancipadoras.
Una vez desterrado Diego de Noboa se declaró como Jefe Supremo, lanzando el programa “Guerra a los déspotas, paz a los vecinos fraternidad entre ecuatorianos”. Entre febrero a junio de 1852 se intentó nuevamente una invasión floreana que volvió a fracasar. Urbina formó, buscando el apoyo de los contingentes africanos del Guayas, un Ejército Nacional de negros, los “Tauras”. En su administración expulsó a los jesuitas que llegaron al país en 1851, esto despertó el odio de los conservadores,[cita requerida] acción que lo hizo por la influencia económica, política y social de esta congregación religiosa, a más de congratularse con sus similares de Nueva Granada, López y Obando. También implemento en el país los estudios libres para los estudiantes secundarios y universitarios lo cual produjo un funesto atraso cultural. Sin embargo su administración tuvo luces y es que en su gobierno con el decreto del 25 de julio de 1851 se abole la esclavitud en nuestro país. Murió en Guayaquil el 4 de septiembre de 1891, a los 83 años de edad.
Urbina dominó el período marcista desde su adhesión al triunvirato de 1845 pese a su condición de gobernador de Flores, hasta su apoyo decisivo al presidente Francisco Robles entre 1856 y 1859. Su influjo en los años marcistas fue tridimensional; horizontalmente, arbitrando entre la Sierra y la Costa e inclinándose a la Costa sur; verticalmente, con su preocupación por los estratos marginados; transversalmente, posibilitando el que las generaciones herederas de las bases populares chihuahuas de 1834 se formaran en la generación montonera del alfarismo de 1895. El español Gabriel Femández de Urbina y Olarte, ministro tesorero de las Cajas Reales, viudo, escogió por compañera a Rosa Viteri. De esa unión nació Urbina, en Píllaro. Fue bautizado en Quito y no entrado aún en la adolescencia se marchó a Guayaquil donde el general Juan Illingworth Hunt lo educó.
De guardia marina a los 16 años de edad estuvo en el bloqueo de El Callao, último reducto español en América del Sur. A los 20, ya alférez de Navío, combatió, fue herido y alabado en la batalla de Punta Malpelo contra la invasión peruana del mariscalJosé de La Mar. Unos meses después pasó al Ejército y combatió en Tarqui contra el mismo mariscal. Ascendido a coronel, estuvo en Miñarica junto a Flores y Rocafuerte. Nombrado por éste encargado de Negocios en Bogotá el año 1835, fue cancelado. Flores comentó con sorna el episodio: "¿De dónde sacará tanto orgullo este mocosillo que tan mal se ha conducido en Bogotá?". Urbina, sin embargo, había impresionado bien en esa fría y culta capital. En el período marcista sucedió a Cucalón como secretario del Gobierno Provisional. Ocupó la presidencia de la Cámara de Representantes en la que apoyó el encargo de la presidencia a Ascásubi en 1849.
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