NayeCruz345Respecto al poema ya mencionado, es evidente que el nicaragüense se basó en uno de los milagros atribuidos a San Francisco de Asís. Se cuenta que una vez en la aldea de Gubbio (actualmente, territorio italiano) cuando transcurría el año de 1218, halló que un temible lobo tenía llenos de espanto a los humildes pastores de la comarca. El Santo Varón fue a platicar la bestia y le dijo así: “Hermano lobo, has hecho mucho mal en esta tierra; has destruido y matado criaturas de Dios sin su permiso. Merecerías por ello ser ahorcado como a un criminal. Todos los hombres claman contra ti, los perros te persiguen y los habitantes de las ciudad son tus enemigos; pero yo quiero hacer las paces entre tú y ellos. Si renuncias a tus perversos apetitos, en vez de cazarte con perros, los hombres de Gubbio te darán de comer. Pero tienes que prometer que no volverás a ofenderlos”. A partir de entonces, el lobo se convirtió en el compañero de juegos de los niños de Gubbio, y nunca más causó perjuicios a nadie. Esto es lo que nos dice la leyenda, pero el modernista fue mas allá de los hechos marcados por la tradición y otorgó al lobo cualidades cuasi humanas. Bajo la pluma de Darío la bestia llega a ocupar el papel protagonista dentro de un guión extraordinario. Un análisis de la estructura del poema arroja suficiente luz sobre las intenciones del bardo. Es indudable que éste se propuso modelar el pasaje ya descrito hasta dar origen a una composición verdaderamente portentosa, en la cual pueden distinguirse diversas escenas.