marianayenny. Moralmente recto (1 Tim. 3:2) El pastor es alguien libre de acusación es su vida. Está con una sola mujer; es una persona digna, prudente, juiciosa, correcta y también, hospedador. No es un hombre perfecto porque solamente Cristo es así; pero como Pedro, cuando hay pecado en su vida, hay un arrepentimiento genuino (Luc. 22:62).
b. Capaz de enseñar (1 Tim. 3:2) Esta habilidad docente está dentro del contexto de las falsas doctrinas y sus mensajeros (1 Tim. 1:3; 6:3). Es más que la facilidad de comunicar bien, es enseñar efectivamente acerca de la persona y el mensaje de Cristo. Hay hermanos que por naturaleza son muy buenos habladores pero el pastorado no es para ellos porque hablan por su propia cuenta y no presentan la revelación de Dios.
c. Maduro en la fe (1 Tim 3: 3-6) El pastor debe haber rechazado el amor por el dinero y el licor, y no debe ser una persona violenta, tal vez en su palabra; más bien es alguien paciente y bueno. La prueba está en su propia casa y sus relaciones familiares. A veces los hijos de los pastores son rebeldes y causan mucha pena a sus padres. Pero el ministro genuino es una copia del padre del hijo pródigo en su amor (Luc. 15:20).
d. Con una buena reputación (1 Tim. 3:7) Pablo dice que debe tener un buen testimonio de los de afuera. Por ejemplo: Un hermano es empleado y su jefe le termina el contrato de trabajo porque es muy malo; consigue otro trabajo pero de nuevo tiene problemas y sale; y la misma cosa pasa una tercera vez; entonces el hermano decide que el pastorado es para él. Pablo dice: No, porque no hay una buena reputación.
¿Entonces? Pablo dice que el pastorado es un buen trabajo o función (1 Tim 3:1). El pastorado es para las personas que son cumplidas, juiciosas y buenos trabajadores que aman a Cristo y a la Palabra, y son llamados por Dios. Cada lector cristiano es llamado por Dios para servirle en diferentes maneras. La Reforma, siguiendo las Escrituras, rechazó la idea de vocaciones religiosas y vocaciones seculares. Si él o ella es fiel, sea una cocinera, jardinero u obispo tendrán la misma recompensa: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré en un cargo mayor ¡Ven a compartir la felicidad de tu Señor!” (Mat. 25:21).
El pastor es alguien libre de acusación es su vida. Está con una sola mujer; es una persona digna, prudente, juiciosa, correcta y también, hospedador. No es un hombre perfecto porque solamente Cristo es así; pero como Pedro, cuando hay pecado en su vida, hay un arrepentimiento genuino (Luc. 22:62).
b. Capaz de enseñar (1 Tim. 3:2)
Esta habilidad docente está dentro del contexto de las falsas doctrinas y sus mensajeros (1 Tim. 1:3; 6:3). Es más que la facilidad de comunicar bien, es enseñar efectivamente acerca de la persona y el mensaje de Cristo. Hay hermanos que por naturaleza son muy buenos habladores pero el pastorado no es para ellos porque hablan por su propia cuenta y no presentan la revelación de Dios.
c. Maduro en la fe (1 Tim 3: 3-6)
El pastor debe haber rechazado el amor por el dinero y el licor, y no debe ser una persona violenta, tal vez en su palabra; más bien es alguien paciente y bueno. La prueba está en su propia casa y sus relaciones familiares. A veces los hijos de los pastores son rebeldes y causan mucha pena a sus padres. Pero el ministro genuino es una copia del padre del hijo pródigo en su amor (Luc. 15:20).
d. Con una buena reputación (1 Tim. 3:7)
Pablo dice que debe tener un buen testimonio de los de afuera. Por ejemplo: Un hermano es empleado y su jefe le termina el contrato de trabajo porque es muy malo; consigue otro trabajo pero de nuevo tiene problemas y sale; y la misma cosa pasa una tercera vez; entonces el hermano decide que el pastorado es para él. Pablo dice: No, porque no hay una buena reputación.
¿Entonces?
Pablo dice que el pastorado es un buen trabajo o función (1 Tim 3:1). El pastorado es para las personas que son cumplidas, juiciosas y buenos trabajadores que aman a Cristo y a la Palabra, y son llamados por Dios.
Cada lector cristiano es llamado por Dios para servirle en diferentes maneras. La Reforma, siguiendo las Escrituras, rechazó la idea de vocaciones religiosas y vocaciones seculares. Si él o ella es fiel, sea una cocinera, jardinero u obispo tendrán la misma recompensa: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré en un cargo mayor ¡Ven a compartir la felicidad de tu Señor!” (Mat. 25:21).