Las egagrópilas (conocidas en cetrería también como plumadas o pelotas) son bolas formadas por restos de alimentos no digeridos que regurgitan algunas aves carnívoras. Entiéndese por regurgitar al acto de expulsar por la boca, sin el esfuerzo ni las sacudidas de la emesis, algunos contenidos sólidos o líquidos del tubo digestivo. El contenido de cada egagrópila así expulsada depende de la dieta del ave, pero normalmente contienen huesos, piel, pelambre, exoesqueletos de insectos, materia vegetal indigerible por exceso de celulosa, plumas, uñas y dientes, que las aves no pueden digerir.[1] Son muy útiles en ornitología para saber el tipo de alimentación que estas llevan y en ecología para conocer las relaciones de predación. Suelen ser muy normales entre búhos, lechuzas, buitres y otras rapaces. En general, las egagrópilas difieren entre especies y estas pueden a menudo discernirse por la observación del material regurgitado. Por ejemplo, las de la lechuza común son redondeadas, oscuras y tienen un cierto brillo en la superficie, mientras que las del cárabo común son menos compactas y más grisáceas. El nombre proviene del latín científico aegagropila, acuñado a partir del griego antiguo αἴγαγρος (aígagros), "cabra silvestre" (dicha también "montés"), y pila, "pelota", término este quizás vinculado al latín pilus —"pelo"— por la referencia a una regurgitación superficialmente similar que ocurre en el ganado. En efecto, esa regurgitación pecuaria incluye a los vulgarmente llamados "empachos de buey" y la caprina piedra bezoar, esta un famosísimo ingrediente de la farmacopea antigua y medieval usada como contraveneno (a veces eficaz contra el arsénico) y ocasionalmente tan bello que se la consideraba piedra semipreciosa. Esas masas regurgitadas, que asimismo se ven en humanos que ingieren su pelo (tricofagia), difieren de las egagrópilas aviares en que aquellas están constituidas por pelo ingerido al lamerse los semovientes a sí mismos y mutuamente, pelo aglomerado con despojos vegetales y a veces tierra o calcáreos del suelo; y en que tales masas "tienen un olor débilmente aromático, y cuando se las toca con la lengua producen cierta astricción"
Respuesta:
Las egagrópilas (conocidas en cetrería también como plumadas o pelotas) son bolas formadas por restos de alimentos no digeridos que regurgitan algunas aves carnívoras. Entiéndese por regurgitar al acto de expulsar por la boca, sin el esfuerzo ni las sacudidas de la emesis, algunos contenidos sólidos o líquidos del tubo digestivo. El contenido de cada egagrópila así expulsada depende de la dieta del ave, pero normalmente contienen huesos, piel, pelambre, exoesqueletos de insectos, materia vegetal indigerible por exceso de celulosa, plumas, uñas y dientes, que las aves no pueden digerir.[1] Son muy útiles en ornitología para saber el tipo de alimentación que estas llevan y en ecología para conocer las relaciones de predación. Suelen ser muy normales entre búhos, lechuzas, buitres y otras rapaces. En general, las egagrópilas difieren entre especies y estas pueden a menudo discernirse por la observación del material regurgitado. Por ejemplo, las de la lechuza común son redondeadas, oscuras y tienen un cierto brillo en la superficie, mientras que las del cárabo común son menos compactas y más grisáceas. El nombre proviene del latín científico aegagropila, acuñado a partir del griego antiguo αἴγαγρος (aígagros), "cabra silvestre" (dicha también "montés"), y pila, "pelota", término este quizás vinculado al latín pilus —"pelo"— por la referencia a una regurgitación superficialmente similar que ocurre en el ganado. En efecto, esa regurgitación pecuaria incluye a los vulgarmente llamados "empachos de buey" y la caprina piedra bezoar, esta un famosísimo ingrediente de la farmacopea antigua y medieval usada como contraveneno (a veces eficaz contra el arsénico) y ocasionalmente tan bello que se la consideraba piedra semipreciosa. Esas masas regurgitadas, que asimismo se ven en humanos que ingieren su pelo (tricofagia), difieren de las egagrópilas aviares en que aquellas están constituidas por pelo ingerido al lamerse los semovientes a sí mismos y mutuamente, pelo aglomerado con despojos vegetales y a veces tierra o calcáreos del suelo; y en que tales masas "tienen un olor débilmente aromático, y cuando se las toca con la lengua producen cierta astricción"
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espero y te sirva