En los últimos 50 años, los estudios sobre juventud han mutado con la misma dinámica que fue alternando el protagonismo de las diferentes generaciones. Pero la idea de generación nunca alcanzó a reflejar cabalmente formas de conciencia o procesos de identificación; en este sentido, las clases sociales eran más adecuadas para reconocer diferentes tipos de representaciones. La idea de generación, sin embargo, pasó por diferentes etapas. Se la definió en clave biológica, como “el tiempo transcurrido desde el nacimiento de una persona hasta el momento en que esa misma persona se convierte (o podría convertirse) en padre o madre”2; y se la explicó por “los acontecimientos dominantes de una época, ya sean militares (guerras mundiales), políticos (el asesinato de un líder), económicos (la Gran Depresión) o culturales (la generación Beat de los ’50)”3. Hoy, los términos de estas periodizaciones se han trastocado, tanto como la idea de clases sociales, que “ya no parecen estar en condiciones de producir efectos de identificación decisiva en el plano de la conciencia”4. A partir de esto, autores como el norteamericano Howard Gardner y el italiano Franco Berardi, entre muchos otros, comenzaron a retomar la idea de generación para designar las condiciones de existencia en el interior de ciertos procesos históricos, y a considerar a la tecnología como el factor más apropiado para definir a las generaciones, con un alcance relativo al uso y la duración de cada innovación tecnológica. Antes, como dice Franco Berardi, podían pasar “décadas o quizá siglos para que las personas se habituasen a usar una técnica que pudiera modificar las formas de pensamiento y las modalidades de acercamiento a la realidad
Respuesta:
En los últimos 50 años, los estudios sobre juventud han mutado con la misma dinámica que fue alternando el protagonismo de las diferentes generaciones. Pero la idea de generación nunca alcanzó a reflejar cabalmente formas de conciencia o procesos de identificación; en este sentido, las clases sociales eran más adecuadas para reconocer diferentes tipos de representaciones. La idea de generación, sin embargo, pasó por diferentes etapas. Se la definió en clave biológica, como “el tiempo transcurrido desde el nacimiento de una persona hasta el momento en que esa misma persona se convierte (o podría convertirse) en padre o madre”2; y se la explicó por “los acontecimientos dominantes de una época, ya sean militares (guerras mundiales), políticos (el asesinato de un líder), económicos (la Gran Depresión) o culturales (la generación Beat de los ’50)”3. Hoy, los términos de estas periodizaciones se han trastocado, tanto como la idea de clases sociales, que “ya no parecen estar en condiciones de producir efectos de identificación decisiva en el plano de la conciencia”4. A partir de esto, autores como el norteamericano Howard Gardner y el italiano Franco Berardi, entre muchos otros, comenzaron a retomar la idea de generación para designar las condiciones de existencia en el interior de ciertos procesos históricos, y a considerar a la tecnología como el factor más apropiado para definir a las generaciones, con un alcance relativo al uso y la duración de cada innovación tecnológica. Antes, como dice Franco Berardi, podían pasar “décadas o quizá siglos para que las personas se habituasen a usar una técnica que pudiera modificar las formas de pensamiento y las modalidades de acercamiento a la realidad