Entre 1850 y 1914 tuvo lugar el ascenso incontenible de la industria moderna en un buen número de países europeos, en los Estados Unidos y, algo más tarde, en el Japón. El casi continuo crecimiento durante este período de la producción industrial eclipsó definitivamente el peso específico predominante que la agricultura tenía todavía en la mayoría de las economías nacionales. Así, y siempre que su grado de evolución lo permitía, numerosos países respondieron a este reto con la realización de su propia revolución industrial. Otros países menos preparados reaccionaron con la formación de una economía agraria comercializada, destinada a abastecer de alimentos y de materias primas a las nuevas naciones industriales, dejando en segundo término su propia industrialización. En definitiva, el proceso de constitución de una economía a escala mundial se caracterizó durante estos años no sólo por los cambios que se fueron produciendo en la propia estructura económica de muchos países, sino por el papel que cada región fue adquiriendo en el conjunto de la misma.
Hacia 1850 la producción industrial de Gran Bretaña ocupaba, sin lugar a dudas, un puesto de preponderancia a nivel mundial. El país que había sido el impulsor de la revolución industrial en las últimas décadas del siglo XVIII, gracias a la conjunción óptima de conocimiento técnico y ventajas de emplazamiento en forma de un potencial adecuado de mano de obra, disponibilidad de materias primas básicas y condiciones favorables de transporte, centraba su producción en la industria textil, principalmente en el sector algodonero, y en la siderurgia. En la industria textil Gran Bretaña logró mantener durante las siguientes décadas su posición de liderazgo a nivel internacional, aunque también hay que reseñar que la importancia de este sector en el conjunto de la producción industrial mundial fue decreciendo paulatinamente. En la siderurgia, al contrario, los británicos pronto se vieron relegados a un segundo plano por el progreso tecnológico de Estados Unidos y Alemania. Ambas naciones superaron a partir de los años 1880 a Gran Bretaña en la producción de acero y hierro. También en la construcción mecánica los británicos fueron perdiendo influencia en el mercado internacional.
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Entre 1850 y 1914 tuvo lugar el ascenso incontenible de la industria moderna en un buen número de países europeos, en los Estados Unidos y, algo más tarde, en el Japón. El casi continuo crecimiento durante este período de la producción industrial eclipsó definitivamente el peso específico predominante que la agricultura tenía todavía en la mayoría de las economías nacionales. Así, y siempre que su grado de evolución lo permitía, numerosos países respondieron a este reto con la realización de su propia revolución industrial. Otros países menos preparados reaccionaron con la formación de una economía agraria comercializada, destinada a abastecer de alimentos y de materias primas a las nuevas naciones industriales, dejando en segundo término su propia industrialización. En definitiva, el proceso de constitución de una economía a escala mundial se caracterizó durante estos años no sólo por los cambios que se fueron produciendo en la propia estructura económica de muchos países, sino por el papel que cada región fue adquiriendo en el conjunto de la misma.
Hacia 1850 la producción industrial de Gran Bretaña ocupaba, sin lugar a dudas, un puesto de preponderancia a nivel mundial. El país que había sido el impulsor de la revolución industrial en las últimas décadas del siglo XVIII, gracias a la conjunción óptima de conocimiento técnico y ventajas de emplazamiento en forma de un potencial adecuado de mano de obra, disponibilidad de materias primas básicas y condiciones favorables de transporte, centraba su producción en la industria textil, principalmente en el sector algodonero, y en la siderurgia. En la industria textil Gran Bretaña logró mantener durante las siguientes décadas su posición de liderazgo a nivel internacional, aunque también hay que reseñar que la importancia de este sector en el conjunto de la producción industrial mundial fue decreciendo paulatinamente. En la siderurgia, al contrario, los británicos pronto se vieron relegados a un segundo plano por el progreso tecnológico de Estados Unidos y Alemania. Ambas naciones superaron a partir de los años 1880 a Gran Bretaña en la producción de acero y hierro. También en la construcción mecánica los británicos fueron perdiendo influencia en el mercado internacional.
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me dan coronitas : ) ❤️