Según la teoría ética de Kant, el bien es todo lo que se corresponde con los mandamientos de la ley moral, intrínseca a todo ser pensante, y que no depende de las condiciones de vida del hombre (Imperativo categórico). Los representantes del materialismo premarxista buscaban generalmente la fuente del bien y mal en la naturaleza abstracta del hombre, en su aspiración al deleite y la felicidad (Hedonismo, Eudemonismo). Entre ellos, hasta los que vinculaban la moral con las condiciones de vida y de educación del individuo, proclamaban eternas e inmutables las representaciones sobre el bien y el mal. De hecho, bajo la “naturaleza humana extrahistórica” siempre se ocultaban los rasgos socialmente condicionados, típicos de los componentes de determinados grupos grandes de personas, clases. Por eso, en la fundamentación del bien y mal, cada pensador defendía en esencia el punto de vista moral de una u otra clase. La ética burguesa moderna se caracteriza sobre todo, de un lado, por las tentativas de hacer pasar por auténticas y eternas las representaciones del bien y mal dominantes en la moral oficial de la sociedad capitalista y, de otro lado, por la negación de los criterios objetivos del bien y mal. La ética marxista dio la primera fundamentación científica de los conceptos de bien y de mal. “Las ideas de bien y de mal han cambiado tanto de pueblo a pueblo, de siglo a siglo, que no pocas veces hasta se contradicen abiertamente” (C. Marx, F. Engels, t. 20, p. 94). Pero estos cambios no son resultado de la arbitrariedad ni dependen tan sólo de la opinión del sujeto
Respuesta:
para Kant ¿Qué es el bien?
Explicación:
Según la teoría ética de Kant, el bien es todo lo que se corresponde con los mandamientos de la ley moral, intrínseca a todo ser pensante, y que no depende de las condiciones de vida del hombre (Imperativo categórico). Los representantes del materialismo premarxista buscaban generalmente la fuente del bien y mal en la naturaleza abstracta del hombre, en su aspiración al deleite y la felicidad (Hedonismo, Eudemonismo). Entre ellos, hasta los que vinculaban la moral con las condiciones de vida y de educación del individuo, proclamaban eternas e inmutables las representaciones sobre el bien y el mal. De hecho, bajo la “naturaleza humana extrahistórica” siempre se ocultaban los rasgos socialmente condicionados, típicos de los componentes de determinados grupos grandes de personas, clases. Por eso, en la fundamentación del bien y mal, cada pensador defendía en esencia el punto de vista moral de una u otra clase. La ética burguesa moderna se caracteriza sobre todo, de un lado, por las tentativas de hacer pasar por auténticas y eternas las representaciones del bien y mal dominantes en la moral oficial de la sociedad capitalista y, de otro lado, por la negación de los criterios objetivos del bien y mal. La ética marxista dio la primera fundamentación científica de los conceptos de bien y de mal. “Las ideas de bien y de mal han cambiado tanto de pueblo a pueblo, de siglo a siglo, que no pocas veces hasta se contradicen abiertamente” (C. Marx, F. Engels, t. 20, p. 94). Pero estos cambios no son resultado de la arbitrariedad ni dependen tan sólo de la opinión del sujeto