Según la OMS, el sobrepeso y la obesidad se definen como "una acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud"; los niveles de acumulación se deben medir, para determinar si existe o no la condición.
Sin embargo, resulta difícil encontrar una forma simple de medir el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes, porque su organismo sufre una serie de cambios fisiológicos a medida que van creciendo. Lo recomendado es tomar como pauta de medida los patrones de crecimiento infantil de la OMS, tanto para los infantes, de 0 a 5 años, como para los niños, niñas y jóvenes de los 5 a los 19 años.
¿Qué causa la obesidad infantil?
La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad infantiles es el desequilibrio entre el consumo de calorías y el gasto calórico. Además, el aumento mundial del sobrepeso y la obesidad infantil se atribuye a variados factores, tales como:
El cambio dietético global que se ha proyectado al consumo de alimentos con abundantes grasas y azúcares, pero con escasas vitaminas, minerales y otros nutrientes saludables.
La tendencia a la disminución de la actividad física debido, por un lado al aumento de la naturaleza sedentaria de muchas actividades recreativas, y por el otro, al cambio de la forma de llegar a los diferentes sitios relacionados con la creciente urbanización.
Además, la OMS reconoce que el crecimiento de la obesidad infantil se debe a cambios sociales y se asocia especialmente a la dieta desbalanceada, pero cada vez más la situación se relaciona con el desarrollo social y económico mundial y las políticas en materia de agricultura, educación, y procesamiento, distribución y comercialización de los alimentos.
Si bien es cierto, los niños y adolescentes no pueden elegir el entorno en el que viven ni los alimentos que consumen sí se puede prevenir esta enfermedad al desarrollar hábitos que favorezcan alcanzar un equilibrio calórico que se mantenga a lo largo de toda la vida, y atendiendo a recomendaciones como:
Aumentar el consumo de frutas y hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos.
Reducir el consumo de grasas y sustituir las saturadas, de origen animal, por las insaturadas, vegetales, aceite de oliva, pescado.
Reducir el consumo de azúcares, sobre todo los procesados.
Mantener la actividad física a intensidad moderada o vigorosa, adecuada para la fase de desarrollo e introducir actividades diversas que ayuden a eliminar las grasas.
Respuesta:
Según la OMS, el sobrepeso y la obesidad se definen como "una acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud"; los niveles de acumulación se deben medir, para determinar si existe o no la condición.
Sin embargo, resulta difícil encontrar una forma simple de medir el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes, porque su organismo sufre una serie de cambios fisiológicos a medida que van creciendo. Lo recomendado es tomar como pauta de medida los patrones de crecimiento infantil de la OMS, tanto para los infantes, de 0 a 5 años, como para los niños, niñas y jóvenes de los 5 a los 19 años.
¿Qué causa la obesidad infantil?
La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad infantiles es el desequilibrio entre el consumo de calorías y el gasto calórico. Además, el aumento mundial del sobrepeso y la obesidad infantil se atribuye a variados factores, tales como:
El cambio dietético global que se ha proyectado al consumo de alimentos con abundantes grasas y azúcares, pero con escasas vitaminas, minerales y otros nutrientes saludables.
La tendencia a la disminución de la actividad física debido, por un lado al aumento de la naturaleza sedentaria de muchas actividades recreativas, y por el otro, al cambio de la forma de llegar a los diferentes sitios relacionados con la creciente urbanización.
Además, la OMS reconoce que el crecimiento de la obesidad infantil se debe a cambios sociales y se asocia especialmente a la dieta desbalanceada, pero cada vez más la situación se relaciona con el desarrollo social y económico mundial y las políticas en materia de agricultura, educación, y procesamiento, distribución y comercialización de los alimentos.
Si bien es cierto, los niños y adolescentes no pueden elegir el entorno en el que viven ni los alimentos que consumen sí se puede prevenir esta enfermedad al desarrollar hábitos que favorezcan alcanzar un equilibrio calórico que se mantenga a lo largo de toda la vida, y atendiendo a recomendaciones como:
Aumentar el consumo de frutas y hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos.
Reducir el consumo de grasas y sustituir las saturadas, de origen animal, por las insaturadas, vegetales, aceite de oliva, pescado.
Reducir el consumo de azúcares, sobre todo los procesados.
Mantener la actividad física a intensidad moderada o vigorosa, adecuada para la fase de desarrollo e introducir actividades diversas que ayuden a eliminar las grasas.