Para que los reconociese y le sirviera como al único Dios, la alianza del Sinaí y en manos de Moisés entregó la Ley, durante su viaje por el desierto, hacia la tierra prometida, Dios constituyó a Israel como su pueblo, después, de los patriarcas, salvándolo de la esclavitud de Egipto, Padre providente y justo, para que esperase al Salvador prometido, Dios estableció con el pueblo israelita, que anunciaron los profetas.
Respuesta:
La alianza es una idea teológica central en el AT, que usa ese
término para expresar la relación especial que Dios tiene con Israel.
Es fundamental para la fe, la vida y el culto de Israel la convicción
de que Dios, en un tiempo y lugar particular y libremente, ha querido
entrar en comunión con Israel y constituirlo como pueblo de Dios,
imponiéndole obligaciones específicas. El símbolo dominante
utilizado por Israel para describir esa relación especial es el de
alianza. Es una imagen que le viene de su ambiente cultural y
social. La idea de alianza era muy usada en el Antiguo Oriente
mucho antes de que Israel la adaptara para expresar su relación
especial con Dios. Las alianzas eran acuerdos entre dos partes
(personas o pueblos) en los que se especificaban los derechos y
deberes de cada uno de ellos. Había alianzas entre individuos o
grupos iguales y también entre socios desiguales, donde el más
poderoso aseguraba protección al débil, mientras que éste le
prometía fidelidad y servicios. Se acompañaban frecuentemente
estas alianzas de una letanía de bendiciones que recaerían sobre
aquellos que la cumplieran y una lista de maldiciones que
soportarían los que la violaran. Además solía haber diversos ritos y
actos simbólicos (como intercambiar sangre, hacer sacrificios,
celebrar banquetes o clavar una piedra en el lugar donde se había
celebrado la alianza) que subrayaban la solidez de la vinculación
establecida en la alianza.
Han llegado hasta nosotros textos de alianzas o tratados de
carácter político que se han preservado en documentos hititas de
los siglos XV y XIV a.C. En ellos encontramos los elementos claves
que Israel va a utilizar adaptándolos para describir su realidad
religiosa. Por supuesto, la alianza entre Dios e Israel tiene unos
rasgos peculiares ya que no va a ser entendida como una alianza
entre iguales y va a diferir de toda alianza humana, ya que Dios es
el que va a tomar la iniciativa. Un rasgo que no encontramos en los
textos de los pueblos que rodeaban a Israel y que pudieron, por
tanto, influir en su concepción de la alianza.
2
La alianza del Sinaí
El texto programático y central en la concepción de la alianza
de Israel lo encontramos en el Sinaí, en el libro del Éxodo. Esta
alianza es la culminación del propósito de Dios de liberar a Israel de
la opresión egipcia que había sido prometida a Moisés en el
episodio de la zarza ardiente (Ex 3): «Ya habéis visto lo que he
hecho con los egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas
de águila y os he traído a mí. Ahora bien, si me obedecéis y
guardáis mi alianza, vosotros seréis el pueblo de mi propiedad entre
todos los pueblos, porque toda la tierra es mía; seréis para mí un
reino de sacerdotes, una nación santa» (Ex 19,4-6). Hace así Dios
en este texto una oferta desconcertante: si los israelitas
permanecen fieles a su alianza, serán un pueblo verdaderamente
peculiar, la propiedad particular de Dios, una nación consagrada a
su servicio.
Después del rito de purificación del pueblo, Dios aparece
entre truenos, relámpagos y fuego, e impone a Israel las
obligaciones de la alianza. “Yahvé designa a Israel como
compañero de su alianza, de modo que Israel está obligado, desde
el principio, a responder y a cumplir con las expectativas de Yahvé.
Como compañero de la alianza de Yahvé, Israel es un pueblo
definido por la obediencia”1
. Si en primer lugar tenemos como
contenido de estas obligaciones al Decálogo, después encontramos
en Éxodo y Levítico múltiples leyes, de épocas y etapas diferentes
de la historia de Israel que éste ha unido a la experiencia del Sinaí.
El pueblo expresa su voluntad de acatar todos estos mandamientos
y obligaciones: «Nosotros haremos todo lo que Dios ha dicho» (Ex
19,8). Es un compromiso solemne y permanente que afectará para
siempre a toda la historia de Israel. Es en este contexto que se
debe entender el sentido del pecado en el AT: una infidelidad a la
alianza, en cierta medida, una apostasía.
La alianza en la historia de Israel
El AT hablará también de alianzas de Dios con personajes
claves de la historia de Israel. Así Dios hace una alianza con David
y su descendencia, prometiendo una dinastía eterna (2 Sm 7,8; Sal
89,20-38). Estamos en los orígenes de la esperanza mesiánica
1 W.BRUEGGEMANN, Teología del Antiguo Testamento. Un juicio a Yahvé, Sígueme, Salmanca
2007, p.445.
3
cuya culminación encontraremos en la cristología implícita del Jesús
terreno y en la reflexión cristológica de la comunidad primitiva. Las
tradiciones del Pentateuco proyectarán la idea de alianza hacia el
periodo patriarcal, describiendo la alianza con Abrahán como el
fundamento y el origen de la relación especial entre Dios e Israel
Pentateuco se remonta al ámbito creacional y preisraelita trazando
una alianza después de la catástrofe del diluvio. Dios establece una
Explicación: