Durante un siglo y medio (1656-1804) la isla de Santo Domingo estuvo dividida en dos colonias, una española y otra francesa, ambas bastante diferentes. A medida que avanzó el siglo XVIII, Saint-Domingue y Santo Domingo acentuaron sus diferencias económicas y demográficas.
En sus territorios los franceses desarrollaron una economía de plantaciones sustentada en la importación masiva de esclavos africanos.
En la parte española, en cambio, la economía continuó dependiendo de la crianza de ganado que se exportaba en grandes cantidades a la parte francesa, siempre muy necesitada de carne para alimentar sus masas trabajadoras.
La gran rebelión de los esclavos conocida como la Revolución Haitiana arruinó el sistema de plantaciones de la parte francesa y desarticuló el sistema político en ambas colonias.
Una larga guerra racial, social e internacional cambió por completo las relaciones entre ambos territorios. Esa guerra fue también una extensión de las guerras europeas desatadas por la Revolución Francesa, entre ellas las llamadas guerras napoleónicas, en Europa.
Durante casi veinte años (1791-1809) Saint-Domingue y Santo Domingo conocieron violentas rebeliones antiesclavistas, invasiones de ejércitos extranjeros, bloqueos navales, epidemias de malaria y fiebre amarilla, y cambiaron de man-do metropolitano varias veces.
Después de trece años de luchas sangrientas que redujeron la población de origen africano en más de cien mil personas y produjeron la muerte de más de cincuenta mil soldados franceses y varios miles de militares británicos, Saint-Domingue quedó bajo el dominio de los antiguos esclavos y fue transformado en el Estado independiente de Haití el 1 de enero de 1804.
Durante un siglo y medio (1656-1804) la isla de Santo Domingo estuvo dividida en dos colonias, una española y otra francesa, ambas bastante diferentes. A medida que avanzó el siglo XVIII, Saint-Domingue y Santo Domingo acentuaron sus diferencias económicas y demográficas.
En sus territorios los franceses desarrollaron una economía de plantaciones sustentada en la importación masiva de esclavos africanos.
En la parte española, en cambio, la economía continuó dependiendo de la crianza de ganado que se exportaba en grandes cantidades a la parte francesa, siempre muy necesitada de carne para alimentar sus masas trabajadoras.
La gran rebelión de los esclavos conocida como la Revolución Haitiana arruinó el sistema de plantaciones de la parte francesa y desarticuló el sistema político en ambas colonias.
Una larga guerra racial, social e internacional cambió por completo las relaciones entre ambos territorios. Esa guerra fue también una extensión de las guerras europeas desatadas por la Revolución Francesa, entre ellas las llamadas guerras napoleónicas, en Europa.
Durante casi veinte años (1791-1809) Saint-Domingue y Santo Domingo conocieron violentas rebeliones antiesclavistas, invasiones de ejércitos extranjeros, bloqueos navales, epidemias de malaria y fiebre amarilla, y cambiaron de man-do metropolitano varias veces.
Después de trece años de luchas sangrientas que redujeron la población de origen africano en más de cien mil personas y produjeron la muerte de más de cincuenta mil soldados franceses y varios miles de militares británicos, Saint-Domingue quedó bajo el dominio de los antiguos esclavos y fue transformado en el Estado independiente de Haití el 1 de enero de 1804.