Pueden ser algunas de las preguntas que nos hemos hecho en algún momento de la vida y todas llevan a un mismo punto: preguntarse y encontrar el sentido de la vida. Lo cierto, es que en los últimos años, no son sólo las personas del común quienes se hacen esta pregunta, los científicos de diferentes áreas relacionadas con la salud han comenzado a interesarse por tratar de identificar cuál es el papel que tiene la idea de tener una vida con propósito y sentido en una vida más saludable y con mayor calidad.
Resolver con satisfacción la pregunta ¿cuál es el sentido de mi vida? Y luchar por defender y llevar adelante la respuesta que se encuentra, está hoy en día claramente relacionado con tener una calidad de vida más alta, ser más exitoso a nivel profesional y académico y, en general, meterse menos en problemas. Las personas que tienen niveles más altos de sentido de vida suelen padecer menos depresión y ansiedad, y en general, sufrir menos trastornos relacionados con problemas psicológicos. En un mundo con tasas cada vez más altas de visitas a los servicios de salud mental, una vida con razones para ser vivida, se perfila cada vez más como un antídoto prometedor.
La vida es un regalo precioso lleno de sentimientos, sensaciones, experiencias y momentos de todo tipo, buenos y menos buenos, que en muchas ocasiones dependen de nosotros mismos y en otras, de situaciones y circunstancias externas. En todo caso, la vida, siendo origen de nuestra propia existencia constituye un derecho fundamental que siempre se ha de proteger y defender; desde el mismo momento de su concepción, durante su desarrollo y hasta su último aliento, siempre con la dignidad que toda persona merece, y que solo debería poder perderse por causas naturales o accidentales.
Respuesta:
Pueden ser algunas de las preguntas que nos hemos hecho en algún momento de la vida y todas llevan a un mismo punto: preguntarse y encontrar el sentido de la vida. Lo cierto, es que en los últimos años, no son sólo las personas del común quienes se hacen esta pregunta, los científicos de diferentes áreas relacionadas con la salud han comenzado a interesarse por tratar de identificar cuál es el papel que tiene la idea de tener una vida con propósito y sentido en una vida más saludable y con mayor calidad.
Resolver con satisfacción la pregunta ¿cuál es el sentido de mi vida? Y luchar por defender y llevar adelante la respuesta que se encuentra, está hoy en día claramente relacionado con tener una calidad de vida más alta, ser más exitoso a nivel profesional y académico y, en general, meterse menos en problemas. Las personas que tienen niveles más altos de sentido de vida suelen padecer menos depresión y ansiedad, y en general, sufrir menos trastornos relacionados con problemas psicológicos. En un mundo con tasas cada vez más altas de visitas a los servicios de salud mental, una vida con razones para ser vivida, se perfila cada vez más como un antídoto prometedor.
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La vida es un regalo precioso lleno de sentimientos, sensaciones, experiencias y momentos de todo tipo, buenos y menos buenos, que en muchas ocasiones dependen de nosotros mismos y en otras, de situaciones y circunstancias externas. En todo caso, la vida, siendo origen de nuestra propia existencia constituye un derecho fundamental que siempre se ha de proteger y defender; desde el mismo momento de su concepción, durante su desarrollo y hasta su último aliento, siempre con la dignidad que toda persona merece, y que solo debería poder perderse por causas naturales o accidentales.
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