NOVEDADES QUE APORTÓ A LA VIDA MONÁSTICA LA REFORMA CISTERCIENSE Y QUE EFECTOS TUVO EN LA SOCIEDAD
ALEJ96Los cistercienses se distinguieron en la Historia por desarrollar la espiritualidad de la vida monástica y la teología (con la promoción del ascetismo como doctrina filosófico-religiosa que persigue purificar el espíritu con la abstinencia de los placeres materiales, en todo los órdenes). Dieron preponderancia al rigor litúrgico y al trabajo manual (siguiendo la Regla de San Benito: ora et labora –ora y trabaja- donde se imponían determinadas horas al trabajo, otras al estudio y a la lectura religiosa, además de la oración), lo que influyó en todos los sectores de la sociedad; por su importante incidencia en los ámbitos intelectual, político y económico, así como en el ámbito de las artes, de la cultura y de la espiritualidad. Desde su fundación como orden monástica católica, por Roberto de Molesmes, en la Abadía de Císter, en la región de Borgoña, en Francia; rechazaron la ociosidad, fueron promotores de la inspiración evangélica, se erigieron en guardianes de la paz religiosa y de la tradición monástica, siendo unos de los que encabezaron las posteriores misiones de predicación y cristianización, junto con la misión educativa y cultural que propagaron por todo el mundo, como desarrollo conjunto con otras órdenes religiosas por instrucciones papales. Por la espiritualidad desarrollada por esta orden monástica, se aceptó la importancia de la obediencia, silencio y humildad promovida por San Benito, así como el asumir algunas medidas de regulación externa y supervisión, insistiendo en una observancia uniforme de normas detalladas, que complementaran los principios generales de la Regla de San Benito. Además de las reformas monásticas, que principiaron con la incorporación de la Regla de San Benito como norma básica, hubo reformas paralelas de la vida canónica, fundamentadas en la Regla de San Agustín, y en la necesidad de renovar el clero. Y como la doctrina filosófica y religiosa asumida les imponía a los cistercienses desarrollarse en la materialización de la Regla de San Benito, respecto del trabajo, aportaron grandes avances en materia de la agricultura, aplicación de nuevas técnica para el cultivo, además de convertirse en grandes administradores de los dineros que como donaciones y aportes le entregaban las comunidades y ricos representantes de la sociedad, lo que les permitió destinar parte de esos recursos a la formación de sus propios miembros (monjes), así como a la construcción y administración de colegios, siendo mecenas de la arquitectura (construcción de iglesias y monasterios), e interviniendo en todo el mundo económico y social de la época, al punto de que de su seno, se postularon y apoyaron las postulaciones y la elección de varios Papas: la gran mayoría, pertenecientes a la Orden de San Benito y uno a su propia Orden (de los Cistercienses).
Dieron preponderancia al rigor litúrgico y al trabajo manual (siguiendo la Regla de San Benito: ora et labora –ora y trabaja- donde se imponían determinadas horas al trabajo, otras al estudio y a la lectura religiosa, además de la oración), lo que influyó en todos los sectores de la sociedad; por su importante incidencia en los ámbitos intelectual, político y económico, así como en el ámbito de las artes, de la cultura y de la espiritualidad.
Desde su fundación como orden monástica católica, por Roberto de Molesmes, en la Abadía de Císter, en la región de Borgoña, en Francia; rechazaron la ociosidad, fueron promotores de la inspiración evangélica, se erigieron en guardianes de la paz religiosa y de la tradición monástica, siendo unos de los que encabezaron las posteriores misiones de predicación y cristianización, junto con la misión educativa y cultural que propagaron por todo el mundo, como desarrollo conjunto con otras órdenes religiosas por instrucciones papales.
Por la espiritualidad desarrollada por esta orden monástica, se aceptó la importancia de la obediencia, silencio y humildad promovida por San Benito, así como el asumir algunas medidas de regulación externa y supervisión, insistiendo en una observancia uniforme de normas detalladas, que complementaran los principios generales de la Regla de San Benito.
Además de las reformas monásticas, que principiaron con la incorporación de la Regla de San Benito como norma básica, hubo reformas paralelas de la vida canónica, fundamentadas en la Regla de San Agustín, y en la necesidad de renovar el clero. Y como la doctrina filosófica y religiosa asumida les imponía a los cistercienses desarrollarse en la materialización de la Regla de San Benito, respecto del trabajo, aportaron grandes avances en materia de la agricultura, aplicación de nuevas técnica para el cultivo, además de convertirse en grandes administradores de los dineros que como donaciones y aportes le entregaban las comunidades y ricos representantes de la sociedad, lo que les permitió destinar parte de esos recursos a la formación de sus propios miembros (monjes), así como a la construcción y administración de colegios, siendo mecenas de la arquitectura (construcción de iglesias y monasterios), e interviniendo en todo el mundo económico y social de la época, al punto de que de su seno, se postularon y apoyaron las postulaciones y la elección de varios Papas: la gran mayoría, pertenecientes a la Orden de San Benito y uno a su propia Orden (de los Cistercienses).