Durante la Edad Media europea generalmente no existieron democracias basadas en la igualdad de derechos, como en Atenas. Todos sabemos que ese período duró mil años, comprendió muchas naciones diferentes y es en consecuencia cuanto puede darse de variado y complicado. Por lo mismo, si en general no hubo democracias en la Edad Media, por excepción las hubo. Así, toda la región alpina, pirenaica y de otras montañas abrigaron muchos estamentos populares igualitarios, algunos dependientes de algún señor feudal, otros no. Andorra, San Marino y toda la Confederación suiza tienen este origen, esta última fundada en el rechazó del vasallaje respecto de los duques de Austria. En toda Europa el feudalismo que sobrevino después de la división del Imperio de Carlomagno contemporizó más o menos con los escasos estamentos burgueses y semirrurales de la época, siempre favorecidos por los reyes. Pero los estamentos medievales no fueron verdaderas democracias no tan sólo porque no eran autónomos sino porque la doctrina eclesiástica, verdadera conciencia pública de entonces, por causa de su origen imperial, era monárquica en su concepción del origen y legitimidad del poder temporal. Por eso los fueros medievales eran concedidos como privilegios o leyes especiales dados por el señor, no como manifestación práctica de un derecho de las personas. Es claro que la independencia de hecho se transformaba en derecho, como se dijo más arriba.
Las ciudades italianas, que fueron enteramente autónomas algunas, constituyen un caso especial. La más notable de ellas en su evolución es Florencia, que encabeza la lista de las Repúblicas güelfas o democráticas, en oposición a las gibelinas o imperiales, que eran oligárquicas. Sin embargo, esta democracia florentina empezó por ser un gobierno de los grandes comerciantes e industriales, cuya democracia no había ido más allá de expulsar a los nobles y echarlos al campo. Pero poco a poco tomaron el gobierno las "ars minorem", que eran corporaciones populares. El Gran Consejo, que elegía al Podestá y sesionaba en la Signaría, era numeroso, heterogéneo y no se originaba sino parcialmente en elecciones, donde tampoco intervenía todo el mundo. En Alemania y una vasta zona de Europa hubo también muchas ciudades libres, como es sabido. El gobierno de ellas rara vez era democrático, sino restringido, en parte, porque estas ciudades eran verdaderas empresas comerciales, difíciles de manejar. Lo que se sabe es que el pueblo en ellas vivía bien para la época.
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Durante la Edad Media europea generalmente no existieron democracias basadas en la igualdad de derechos, como en Atenas. Todos sabemos que ese período duró mil años, comprendió muchas naciones diferentes y es en consecuencia cuanto puede darse de variado y complicado. Por lo mismo, si en general no hubo democracias en la Edad Media, por excepción las hubo. Así, toda la región alpina, pirenaica y de otras montañas abrigaron muchos estamentos populares igualitarios, algunos dependientes de algún señor feudal, otros no. Andorra, San Marino y toda la Confederación suiza tienen este origen, esta última fundada en el rechazó del vasallaje respecto de los duques de Austria. En toda Europa el feudalismo que sobrevino después de la división del Imperio de Carlomagno contemporizó más o menos con los escasos estamentos burgueses y semirrurales de la época, siempre favorecidos por los reyes. Pero los estamentos medievales no fueron verdaderas democracias no tan sólo porque no eran autónomos sino porque la doctrina eclesiástica, verdadera conciencia pública de entonces, por causa de su origen imperial, era monárquica en su concepción del origen y legitimidad del poder temporal. Por eso los fueros medievales eran concedidos como privilegios o leyes especiales dados por el señor, no como manifestación práctica de un derecho de las personas. Es claro que la independencia de hecho se transformaba en derecho, como se dijo más arriba.
Las ciudades italianas, que fueron enteramente autónomas algunas, constituyen un caso especial. La más notable de ellas en su evolución es Florencia, que encabeza la lista de las Repúblicas güelfas o democráticas, en oposición a las gibelinas o imperiales, que eran oligárquicas. Sin embargo, esta democracia florentina empezó por ser un gobierno de los grandes comerciantes e industriales, cuya democracia no había ido más allá de expulsar a los nobles y echarlos al campo. Pero poco a poco tomaron el gobierno las "ars minorem", que eran corporaciones populares. El Gran Consejo, que elegía al Podestá y sesionaba en la Signaría, era numeroso, heterogéneo y no se originaba sino parcialmente en elecciones, donde tampoco intervenía todo el mundo. En Alemania y una vasta zona de Europa hubo también muchas ciudades libres, como es sabido. El gobierno de ellas rara vez era democrático, sino restringido, en parte, porque estas ciudades eran verdaderas empresas comerciales, difíciles de manejar. Lo que se sabe es que el pueblo en ellas vivía bien para la época.
Explicación:
*ESPERO QUE TE AYUDE*