Juegos en la época colonial y primeros días republicanos.
La celebración de la llegada de los presidentes y gobernadores rompía la vulgaridad del Santiago del Nuevo Extremo, con discursos, comidas, Te-Deum, corridas de toros.
Las grandes fiestas coloniales eran la de San Juan, Santiago, el Carmen, la Pascua, los chalilones, el Carnaval. Varias eran de repiques de campanas y una de chayas y voladores; pero lo que concentraba la vida eran las procesiones y las llamadas procesiones de "sangre".
Una gran fiesta era el Paseo del Estandarte de la "noble y leal" ciudad. Esta consistía en la formación de una fastuosa comitiva de caballeros montados en corceles de raza andaluza, que se dirigía a casa del Alférez Real y de ahí a la Iglesia Catedral y formaban en un desfile, constituyendo todo una fiesta hermosa y aristocrática.
Un cronista informe que el 23 de julio de 1605, el Cabildo trató de la forma en que debía llevarse el estandarte real a la entrada y a la salida de la Catedral; y se acordó que fuera enhiesto, y no abatido, y que los alcaldes debían ser las únicas personas que tomaran las borlas. Esta resolución es característica de la importancia que entonces se daba a los detalles de la etiqueta.
Así en este medio, el niño saltaba de las faldas al aula conventual de los franciscanos o dominicanos y actuaba después en el foro o en el púlpito, tribunas del saber.
La Colonia era como un centro desolado y aturdido, aunque se jugara a las cañas, a las sortijas y alcancías o se ejercitaran en la tauromaquia; se realizaran en los conventos presentaciones de Autos Sacramentales y después, en los Salones de Comedia, entre alegorías, se cantara, se representara y se tocara "caxas y chirimias".
Los toros y los caballos, en esos tiempos, hacían la fuerza del espectáculo. Se "mataba a los bichos" con las mismas reglas y ciencia que en España.
Entre los juegos de a caballo, estaban las alcancías, el correr cañas, el correr sortijas. Las alcancías eran unas bolas llenas de flores, cintas, aguas de olor, polvos perfumados y que se las tiraban corriendo, unos jinetes a otros, recibiéndolas en un escudo, donde se quebraban; correr cañas, era una pelea a caballo entre diferentes cuadrillas, usando cañas por armas. Este juego o ejercicio para ostentar destreza, fue introducido en España por los árabes con el nombre de "correr o jugar cañas"; y correr sortijas, era un torneo, un ejercicio de destreza que consistía en ensartar en la punta de una vara, corriendo a caballo, una sortija pendiente de una cinta a cierta altura.
El hombre que vivía bajo el poncho trabajaba en esteras, capachos, frenos, herrajes y era amigo del cuchillo y de las procesiones.
Las peleas de gallos se hacían en famosos reñideros donde se hombreaban el marqués y el pollero, polleros que eran por lo general andaluces y valencianos.
Estos eran las diversiones de los hombres del Reyno de Chile, del Santiago del Nuevo Extremo.
Un día se habló de Patria y vino un grupo de hombres al frente de una empresa de redención. La República era rumor y luz, sellaría una época y se abriría un destino.
Se cae, se muere en torno de una enseña y por una patria se va al patíbulo, al ostracismo.
Se habla de la República de Chile y de un Santiago de Chile.
Las corridas de toros, los primeros pasatiempos de los españoles se cambian por las carreras de a caballo, inclinación de los criollos que comienza a dar vida a las pampillas, y se hace teatro "con todas las reglas y progresos del arte". Y después los títeres dirigidos por el maestro Tapia, que hizo célebres a sus monos de palo "Don Cristóbal" y "Mamá Laucha".
Una mezcla hispano chilena se nota en los juegos; mezcla hispano indígena e hispano chilena. Se juega a la chueca, a la taba, a las chapas, juego tan antiguo que bien se puede afirmar que nació con la moneda Cara y Cruz (alude a la efigie del anverso y a la cruz que antes se ponía en el reverso); a los pares y nones; al juego de los bolos; y especialmente, a las apuestas al color de las pepas de sandía, antes de abrirla. No había sandía que al ser partida no fuera motivo
Juegos y diversiones de los chilenos
Juegos en la época colonial y primeros días republicanos.
La celebración de la llegada de los presidentes y gobernadores rompía la vulgaridad del Santiago del Nuevo Extremo, con discursos, comidas, Te-Deum, corridas de toros.
Las grandes fiestas coloniales eran la de San Juan, Santiago, el Carmen, la Pascua, los chalilones, el Carnaval. Varias eran de repiques de campanas y una de chayas y voladores; pero lo que concentraba la vida eran las procesiones y las llamadas procesiones de "sangre".
Una gran fiesta era el Paseo del Estandarte de la "noble y leal" ciudad. Esta consistía en la formación de una fastuosa comitiva de caballeros montados en corceles de raza andaluza, que se dirigía a casa del Alférez Real y de ahí a la Iglesia Catedral y formaban en un desfile, constituyendo todo una fiesta hermosa y aristocrática.
Un cronista informe que el 23 de julio de 1605, el Cabildo trató de la forma en que debía llevarse el estandarte real a la entrada y a la salida de la Catedral; y se acordó que fuera enhiesto, y no abatido, y que los alcaldes debían ser las únicas personas que tomaran las borlas. Esta resolución es característica de la importancia que entonces se daba a los detalles de la etiqueta.
Así en este medio, el niño saltaba de las faldas al aula conventual de los franciscanos o dominicanos y actuaba después en el foro o en el púlpito, tribunas del saber.
La Colonia era como un centro desolado y aturdido, aunque se jugara a las cañas, a las sortijas y alcancías o se ejercitaran en la tauromaquia; se realizaran en los conventos presentaciones de Autos Sacramentales y después, en los Salones de Comedia, entre alegorías, se cantara, se representara y se tocara "caxas y chirimias".
Los toros y los caballos, en esos tiempos, hacían la fuerza del espectáculo. Se "mataba a los bichos" con las mismas reglas y ciencia que en España.
Entre los juegos de a caballo, estaban las alcancías, el correr cañas, el correr sortijas. Las alcancías eran unas bolas llenas de flores, cintas, aguas de olor, polvos perfumados y que se las tiraban corriendo, unos jinetes a otros, recibiéndolas en un escudo, donde se quebraban; correr cañas, era una pelea a caballo entre diferentes cuadrillas, usando cañas por armas. Este juego o ejercicio para ostentar destreza, fue introducido en España por los árabes con el nombre de "correr o jugar cañas"; y correr sortijas, era un torneo, un ejercicio de destreza que consistía en ensartar en la punta de una vara, corriendo a caballo, una sortija pendiente de una cinta a cierta altura.
El hombre que vivía bajo el poncho trabajaba en esteras, capachos, frenos, herrajes y era amigo del cuchillo y de las procesiones.
Las peleas de gallos se hacían en famosos reñideros donde se hombreaban el marqués y el pollero, polleros que eran por lo general andaluces y valencianos.
Estos eran las diversiones de los hombres del Reyno de Chile, del Santiago del Nuevo Extremo.
Un día se habló de Patria y vino un grupo de hombres al frente de una empresa de redención. La República era rumor y luz, sellaría una época y se abriría un destino.
Se cae, se muere en torno de una enseña y por una patria se va al patíbulo, al ostracismo.
Se habla de la República de Chile y de un Santiago de Chile.
Las corridas de toros, los primeros pasatiempos de los españoles se cambian por las carreras de a caballo, inclinación de los criollos que comienza a dar vida a las pampillas, y se hace teatro "con todas las reglas y progresos del arte". Y después los títeres dirigidos por el maestro Tapia, que hizo célebres a sus monos de palo "Don Cristóbal" y "Mamá Laucha".
Una mezcla hispano chilena se nota en los juegos; mezcla hispano indígena e hispano chilena. Se juega a la chueca, a la taba, a las chapas, juego tan antiguo que bien se puede afirmar que nació con la moneda Cara y Cruz (alude a la efigie del anverso y a la cruz que antes se ponía en el reverso); a los pares y nones; al juego de los bolos; y especialmente, a las apuestas al color de las pepas de sandía, antes de abrirla. No había sandía que al ser partida no fuera motivo