El neocolonialismo, es un término aplicado al fenómeno sucedido a fines del
siglo XIX que se refiere al control que ejercen los Estados hegemónicos sobre
los territorios subdesarrollados.
Potencias como Gran Bretaña, Francia, España y EE.UU extendieron sus
intereses económicos y políticos en América Latina, pero sus intereses
chocarían pronto, ya que quienes bajo el lema de "América para los
americanos", intentarían resguardar el continente de la influencia europea en
su propio beneficio.
En los años 1850-1880, con el triunfo liberal y del librecambismo,
el capital es amortizado en tierras y en posesión de las llamadas "manos
muertas" (los bienes le pertenecen a dios). Por ejemplo, la iglesia católica en
México, era la mayor propietaria de tierras y en otros algunas familias de
ascendencia colonial. Debido a ello, a partir de 1880 América Latina se
convierte en foto de atracción de para el imperialismo norteamericano y para
los europeos.
Dado que durante la colonia existió un consenso entre España y las élites
criollas que permitió el enriquecimiento de ambas partes, el siglo XVIII, al
darse un cambio de dinastía en España (los Borbones), se centralizó el poder
político y económico de la metrópoli, lo que trajo descontento de las élites
criollas y en la segunda mitad del siglo XIX, con el triunfo político de los
liberales, el neocolonialismo resurge con nuevos actores: Gran Bretaña
y Francia.
Para finales del siglo XIX, la estratificación social y la ideologías de clase
ocasionó la formación de federaciones y sindicatos de trabajadores
especialmente en los países del Cono Sur como Argentina,
Uruguay y Chile o en México.
En síntesis, el desarrollo económico, incentivado por este fenómeno, se realizó
a expensas e incluso en contra de los intereses de gran parte de los
latinoamericanos, considerados como ciudadanos de segunda por las
oligarquías y el neocolonialismo se limitó, generalmente, a intervenir en la
economía de los países latinoamericanos y algunas veces en la política,
la mayoría de las veces de una forma indirecta (por presiones
diplomáticas o económicas).
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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El neocolonialismo, es un término aplicado al fenómeno sucedido a fines del
siglo XIX que se refiere al control que ejercen los Estados hegemónicos sobre
los territorios subdesarrollados.
Potencias como Gran Bretaña, Francia, España y EE.UU extendieron sus
intereses económicos y políticos en América Latina, pero sus intereses
chocarían pronto, ya que quienes bajo el lema de "América para los
americanos", intentarían resguardar el continente de la influencia europea en
su propio beneficio.
En los años 1850-1880, con el triunfo liberal y del librecambismo,
el capital es amortizado en tierras y en posesión de las llamadas "manos
muertas" (los bienes le pertenecen a dios). Por ejemplo, la iglesia católica en
México, era la mayor propietaria de tierras y en otros algunas familias de
ascendencia colonial. Debido a ello, a partir de 1880 América Latina se
convierte en foto de atracción de para el imperialismo norteamericano y para
los europeos.
Dado que durante la colonia existió un consenso entre España y las élites
criollas que permitió el enriquecimiento de ambas partes, el siglo XVIII, al
darse un cambio de dinastía en España (los Borbones), se centralizó el poder
político y económico de la metrópoli, lo que trajo descontento de las élites
criollas y en la segunda mitad del siglo XIX, con el triunfo político de los
liberales, el neocolonialismo resurge con nuevos actores: Gran Bretaña
y Francia.
Para finales del siglo XIX, la estratificación social y la ideologías de clase
ocasionó la formación de federaciones y sindicatos de trabajadores
especialmente en los países del Cono Sur como Argentina,
Uruguay y Chile o en México.
En síntesis, el desarrollo económico, incentivado por este fenómeno, se realizó
a expensas e incluso en contra de los intereses de gran parte de los
latinoamericanos, considerados como ciudadanos de segunda por las
oligarquías y el neocolonialismo se limitó, generalmente, a intervenir en la
economía de los países latinoamericanos y algunas veces en la política,
la mayoría de las veces de una forma indirecta (por presiones
diplomáticas o económicas).