En la península de Yucatán son frecuentes diversas leyendas relacionadas con seres extraños que se aparecen por las noches en las milpas y montes, se trata de pequeños individuos llamados Aluxes, que toman actitudes según el trato que reciban, pues si una persona se interna en su territorio y pronuncia groserías u ofensas hacia ellos o el sitio, éstos le enviarán a través del viento alguna enfermedad, conocida en los pueblos mayas como “mal aire”, fiebres y delirios por lo general; pero si se les trata de manera amable e incluso se les ofrece comida, ellos en recompensa cuidarán de la milpa y hasta dotarán de buena cosecha.
Su apariencia es como de niños, visten alpargatas y sombrero e incluso tienen un perro y viven al interior de las cuevas cercanas a las milpas o en el monte, ellos no son malos, simplemente que al ser como niños también son muy traviesos, les gusta jugar y correr por todo el lugar.
Se dice que estos seres son descendientes del Enano de Uxmal, pues al igual que él fueron creados de barro, por parte de viejos sacerdotes mayas, quienes recogían barro de las cuevas vírgenes en las que nunca haya pisado mujer alguna, éste se ponía a reposar durante 9 noches y posteriormente se mezclaba con una pócima hecha de miel y flores silvestres para luego colocarlos durante otras 9 noches en un altar con sacá cuidando que el sol no llegue hasta ellos. Transcurrido el tiempo específico se llevaban a esparcir por el monte entre cantos y rezos para cumplir con su misión, cuidar de la cosecha.
Hoy en día se dice que estos pequeños seres salen de sus cuevas al caer el sol y regresan a sus guaridas antes de que el sol salga de nuevo, sus perros también están hechos de los mismos materiales que ellos.
Otra de las historias que rodean a estos duendecillos refiere a los campesinos que conviven con ellos, si uno desea que sus cultivos sean custodiados por un alux debe colocar una casa para él, pero después de 7 años la puerta debe ser sellada o de lo contrario, éste comenzará a actuar en contra de quien le ha adoptado y de todo quien se encuentre a su paso.
Son muchas las historias de personas que dicen haber tenido encuentros con los Aluxes, algunas de las experiencias son buenas, otras no tanto, todo depende del trato que se les dé.
Si en alguna ocasión alguien recibe un “mal aire” de algún Alux debe recurrir a un H´men experto, pues de lo contrario, si el alma de quien intenta curar es débil corre el riesgo de ser afectado por el mismo mal.
En la península de Yucatán son frecuentes diversas leyendas relacionadas con seres extraños que se aparecen por las noches en las milpas y montes, se trata de pequeños individuos llamados Aluxes, que toman actitudes según el trato que reciban, pues si una persona se interna en su territorio y pronuncia groserías u ofensas hacia ellos o el sitio, éstos le enviarán a través del viento alguna enfermedad, conocida en los pueblos mayas como “mal aire”, fiebres y delirios por lo general; pero si se les trata de manera amable e incluso se les ofrece comida, ellos en recompensa cuidarán de la milpa y hasta dotarán de buena cosecha.
Su apariencia es como de niños, visten alpargatas y sombrero e incluso tienen un perro y viven al interior de las cuevas cercanas a las milpas o en el monte, ellos no son malos, simplemente que al ser como niños también son muy traviesos, les gusta jugar y correr por todo el lugar.
Se dice que estos seres son descendientes del Enano de Uxmal, pues al igual que él fueron creados de barro, por parte de viejos sacerdotes mayas, quienes recogían barro de las cuevas vírgenes en las que nunca haya pisado mujer alguna, éste se ponía a reposar durante 9 noches y posteriormente se mezclaba con una pócima hecha de miel y flores silvestres para luego colocarlos durante otras 9 noches en un altar con sacá cuidando que el sol no llegue hasta ellos. Transcurrido el tiempo específico se llevaban a esparcir por el monte entre cantos y rezos para cumplir con su misión, cuidar de la cosecha.
Hoy en día se dice que estos pequeños seres salen de sus cuevas al caer el sol y regresan a sus guaridas antes de que el sol salga de nuevo, sus perros también están hechos de los mismos materiales que ellos.
Otra de las historias que rodean a estos duendecillos refiere a los campesinos que conviven con ellos, si uno desea que sus cultivos sean custodiados por un alux debe colocar una casa para él, pero después de 7 años la puerta debe ser sellada o de lo contrario, éste comenzará a actuar en contra de quien le ha adoptado y de todo quien se encuentre a su paso.
Son muchas las historias de personas que dicen haber tenido encuentros con los Aluxes, algunas de las experiencias son buenas, otras no tanto, todo depende del trato que se les dé.
Si en alguna ocasión alguien recibe un “mal aire” de algún Alux debe recurrir a un H´men experto, pues de lo contrario, si el alma de quien intenta curar es débil corre el riesgo de ser afectado por el mismo mal.